23 de diciembre de 2010

15 de diciembre de 2010

Existo, luego pienso

Hoy me he decidido a cambiar el nombre del blog. He estado pensando en diferentes alternativas y al final me he decidido por lo que veis: “Existo, luego pienso”, parafraseando a Descartes, padre de la filosofía moderna y el racionalismo.

“Pienso, luego existo” fue la sentencia de Descartes. Yo le he cambiado el orden a los factores, que en este caso sí afecta al producto. No quiero meterme en las profundidades de la filosofía o de la duda metódica, principalmente porque no podría, no estoy preparado, pero sí abogo por el arte de pensar. Ese arte olvidado en nuestra sociedad y que debería ser el motor de nuestra existencia. Y no porque me olvide de los sentimientos y emociones, sino porque me da la sensación de que en muchos casos nos movemos por inercia, y pararnos a pensar un momento en lo que queremos nos daría el rumbo adecuado hacia nuestros objetivos.

En cualquier circunstancia de la vida tenemos la posibilidad de elegir o de que elijan por nosotros, de marcar las pautas o que sean otros quienes lo hagan, de comprometernos con nuestros proyectos o simplemente participar en ellos. Yo no quiero perderme en este mundo, quiero ser yo quien tome las riendas de mi vida, quiero ser yo quien decida hacia donde voy, quiero ser yo quien determine cómo voy, quiero ser yo quien elija con quien voy, quiero ser yo quien marque mis valores, quiero ser yo quien dictamine como usarlos, quiero ser yo quien aporte a los que me rodean. Y, por encima de todo, quiero ser yo el responsable de mi felicidad.

Existo y por lo tanto soy yo quien analiza, reflexiona y decide en cada circunstancia de mi vida. Pensar es la capacidad más grande que tiene el hombre durante su existencia. No desaprovechemos este poder y pongámoslo a funcionar cuanto antes.

¿Existes? pues ¡atrévete a pensar!

13 de diciembre de 2010

¿Donde quieres ir?

¿En cuántas ocasiones nos encontramos en situaciones que no nos gustan, que nos incomodan o que nos hacen sentir mal? Y ni siquiera nos planteamos cómo cambiarlas. Nos basta con quejarnos o ponernos excusas para no hacer nada.

Cada día me encuentro más gente molesta con la vida que lleva. Están estresados por sus circunstancias, su trabajo, sus familias o sus responsabilidades. Pero cuando les preguntas lo que quieren en sus vidas no saben realmente qué contestar. Hablan en genérico: una vida mejor, más tranquilidad, menos trabajo, más dinero o más amor. Pero pocos concretan realmente cómo es su mundo idílico.

Como Alicia en el país de las Maravillas, el primer paso que tenemos que aclarar es saber dónde queremos ir. Si no, no importa los pasos que demos.



(- ¿Sólo quiero saber qué camino debo tomar?
 - Pues dependen de adonde quieras ir tú.
 - Eso no importa… si tú me dices…
 - Entonces realmente no importa el camino que escojas.)

Lo primero que debemos hacer es analizar qué deseamos en realidad, dónde nos gustaría estar dentro de 5, 10 o 30 años. Para alcanzar cualquier sueño, tanto en nuestra vida personal como en la profesional, el primer paso es determinar nuestro objetivo. Piensa en tu futuro, sueña con él y comprométete con tu proyecto.

Y cuando tengas claro donde quieres ir sabrás qué camino escoger.

3 de diciembre de 2010

Tú eres genial

O cómo una simple sonrisa puede cambiar el mundo.

Hoy, navegando, me he encontrado con este corto, y no puedo más que compartirlo con todos vosotros. Es de los mejores que he visto en mi vida.

“Validation” es un cortometraje escrito y dirigido por Kurt Kuenne que nos muestra la importancia de una sonrisa, de la autoestima, cómo se recibe lo que se da, y cómo se puede cambiar el mundo. El mundo que nos rodea, aquí y ahora.

Aquí lo tenéis, en 2 partes con subtítulos en español. Son sólo 15 minutos y de verdad que vale la pena.


 


Sí, tú eres genial. Lo sabes, aunque a veces se te olvide. Eres importante, mereces la pena, haces grandes cosas y hay mucha gente que te quiere. Nunca lo olvides. Y recuérdale a las personas que te rodean que ellos también pueden presumir de su genialidad.

¿A qué esperas? ¡Adelante!

El sentimiento de culpa

El sentimiento de culpa es algo habitual en el ser humano, pues uno de nuestros errores más comunes reside en no aceptar las realidades o consecuencias de nuestras acciones. Y caemos en el miedo a no ser queridos. Si algo no sale bien, si no lo hacemos o si no sale como estaba planeado son situaciones por las que la mayoría nos sentimos mal. En muchas ocasiones nos sentimos responsables por pasar mucho tiempo en el trabajo, por no preocuparnos de nuestra gente, por una ruptura, por conservar ciertos hábitos, por alguna reprimenda, …, por mil razones.

La forma en la que fuimos educados es determinante a la hora de sentirnos culpables, pues desde pequeños crecemos con la conciencia del bien y del mal y con ciertas obligaciones sociales que debemos cumplir. La pretensión de ser perfectos y la creencia de tener que hacer esto o aquello para agradar a los demás, para sentirnos incluidos, para recibir amor, para que nos respeten es lo que nos conduce a la culpa. El deber es el que la genera, y no nuestros deseos en un determinado momento.

Existen dos posibilidades por las que nos sentimos culpables. Una es por causar un daño de forma involuntaria y la otra es tras actuar mal conscientemente. En el primero de los casos es en el que solemos caer y el que más nos perjudica. Y es aquí donde deberíamos pensar y plantearnos por qué nos permitimos tanto sufrimiento si no hemos tenido voluntad de causar inconvenientes.

Debemos aprender a mirar de frente a la culpa, estudiarla, saber qué ocurre a su alrededor y utilizar alguna estrategia que elimine ese sentimiento. Tenemos que empezar a mirar al pasado como algo que jamás puede modificarse (ni el más poderoso sentimiento de culpa logrará cambiarlo). Hay que aprender a utilizar estas situaciones en nuestro beneficio. Los fallos, fracasos, errores, frustraciones y equivocaciones son un buen punto de partida para el aprendizaje. Pero debemos analizar, pensar y sacar conclusiones de cada situación para que no vuelvan a suceder.

Sólo nos alejaremos de las garras de la culpabilidad cuando seamos nosotros mismos, tengamos claros nuestros objetivos y actuemos bajo nuestros valores, aunque ciertos comportamientos no sean admitidos por la Sociedad. Y, por supuesto, cuando aceptemos que nadie es perfecto y que nuestra vida es un camino de mejora continua.

Y no caigamos en la trampa de utilizar la culpa como escudo para no enfrentarnos a situaciones del presente. Sin duda es más fácil pero con catastróficas consecuencias.

Sólo siendo valientes conseguiremos triunfar, como decía Neruda en esta reflexión:

Nunca te quejes de nadie, ni de nada,
porque fundamentalmente tú has hecho
lo que querías en tu vida.

Acepta la dificultad de edificarte a ti
mismo y el valor de empezar corrigiéndote.
El triunfo del verdadero hombre surge de
las cenizas de su error.

Nunca te quejes de tu soledad o de tu
suerte, enfréntala con valor y acéptala.
De una manera u otra es el resultado de
tus actos y prueba que tú siempre
has de ganar.

No te amargues de tu propio fracaso ni
se lo cargues a otro, acéptate ahora o
seguirás justificándote como un niño.
Recuerda que cualquier momento es
bueno para comenzar y que ninguno
es tan terrible para claudicar.

No olvides que la causa de tu presente
es tu pasado así como la causa de tu
futuro será tu presente.

Aprende de los audaces, de los fuertes,
de quien no acepta situaciones, de quien
vivirá a pesar de todo, piensa menos en
tus problemas y más en tu trabajo y tus
problemas sin eliminarlos morirán.

Aprende a nacer desde el dolor y a ser
más grande que el más grande de los
obstáculos, mírate en el espejo de ti mismo
y serás libre y fuerte y dejarás de ser un
títere de las circunstancias porque tú
mismo eres tu destino.

Levántate y mira el sol por las mañanas
y respira la luz del amanecer.
Tú eres parte de la fuerza de tu vida,
ahora despiértate, lucha, camina, decídete
y triunfarás en la vida; nunca pienses en
la suerte, porque la suerte es:
el pretexto de los fracasados.

30 de noviembre de 2010

Los niños hacen lo que ven

No tengo más remedio que colgaros un video, que acabo de encontrar por “casualidad” por YouTube. Se trata de una campaña publicitaria australiana de hace unos años. Con el título de “Children see, children do” pretendían hacer reflexionar sobre el castigo físico.



El video es muy bueno, nos muestra situaciones del día a día en las que, seguramente, se nos escape más de una sonrisa. Pero más allá de lo curioso del video y del propio objetivo para el que fue creado, es una buena ocasión para pensar cómo estamos educando a nuestros hijos, y demás pequeños de nuestro alrededor. Quizá no en grandes términos pero sí en pequeñas actitudes diarias.

Durante su desarrollo la imitación es una de sus principales fuentes de aprendizaje. Y no es que sean “monitos de repetición” y vayan a duplicar sin más nuestra forma de actuar, sino que como personas en crecimiento se empaparán de los buenos o malos modelos que vean. Y por suerte o por desgracia, somos sus principales espejos.

Los niños necesitan ejemplos y no razones. Tenemos que darnos cuenta de que nuestro cometido no es sólo de palabra, hablarles y darles argumentos que ellos puedan entender, sino, y mucho más importante, crear un ambiente donde respiren y vivan aquellos valores que les convertirán en las personas que queremos.

No nos dejemos atrapar en el agitado mundo en el que vivimos, ni busquemos escusas de tiempo, de trabajo, de dinero,…, que retrasen un día más nuestra principal responsabilidad como adultos: educar a los más pequeños.

Espero que sigáis siendo el mejor ejemplo para vuestros hijos.

Os dejo otra pequeña reflexión:

Si un niño vive criticado, aprenderá a condenar(se)
Si un niño vive avergonzado aprenderá a culpabilizar(se)
Si un niño vive chantajeado aprenderá a coaccionar(se)
Si un niño vive engañado aprenderá a defraudar(se)
Si un niño ve la mentira aprenderá a falsear(se)
Si un niño vive amenazado aprenderá a intimidar(se)
Si un niño crece abandonado aprenderá a runinciar(se)
Si un niño está mal aconsejado nunca aprenderá a dirigir(se)
Si un niño cultiva el egoísmo, aprenderá a ejercer la codicia.
Pero...
Si un niño vive querido aprenderá a amar(se)
Si un niño vive cuidado aprenderá a proteger(se)
Si un niño vive acogido aprenderá a asistir(se)
Si un niño vive educado aprenderá a desarrollarse(se)
Si un niño vive la justicia aprenderá la rectitud

Espero que sigáis siendo el mejor ejemplo para vuestros hijos.

24 de noviembre de 2010

Prioridades

Mi abuelo decía que “después del 1 va el 2”. Es algo simple pero que habitualmente solemos no tener en cuenta. Y no me refiero al aspecto numérico de la frase, sino al tema de pensar y actuar según nuestra lista de prioridades.

En el mundo en el que vivimos cuando hablamos de prioridades se nos va la mente a la gestión del tiempo. Estamos tan acostumbrados a tener la agenda tan llena que hemos convertido en necesidad casi primaria el hecho de manejar mejor nuestro horario. A través de libros, de cursos o de publicaciones en internet aprendemos la teoría para gestionar nuestros días. Y digo la teoría porque después, en la práctica, seguimos con las andadas desperdiciando el tiempo en temas “no urgentes” y “no importantes”.

Pero yo no quería hablar de esto. Hoy me gustaría comentar otra manera de ver el concepto priorizar, no aplicada al tiempo sino a nuestra forma de actuar. Pensad en cuántas ocasiones lo hacemos por inercia, porque siempre hemos hecho las cosas de una manera determinada, y en cuántas ni nos planteamos el por qué de nuestras conductas, aún cuando vayan en contra de nuestros valores.

Esta es una realidad con la que convivimos a diario. Volvemos a lo de siempre: pensar cuesta demasiado. Pero como siempre, darle un par de vueltas a nuestras neuronas nos facilitará mucho la vida a medio plazo, y, sin ninguna duda, nos hará sentirnos mucho mejor.

Lo único que tenemos que hacer es saber qué cosas son especialmente importantes en nuestra vida. Podemos coger una lista de valores y seleccionar los que más “resuenen” en nosotros. No tienen por qué ser valores genéricos (honestidad, responsabilidad, respeto, etc.), aunque estos ayudan a analizar lo qué realmente nos merece la pena. En nuestra lista podemos incluir también personas (por ejemplo los hijos, aunque aquí habría que pensar que es lo que realmente queremos para ellos), objetivos (ascender en la empresa, adelgazar, correr la maratón, …), o cualquier cosa que nos sirva de guía en nuestro comportamiento.

Con todos ellos crearemos nuestra lista, ordenada de mayor o menor importancia. A partir de ahí, basta con actuar siempre bajo su paraguas, sabiendo que el 2 siempre va detrás del 1. Funcionará como una brújula que nos mantenga en rumbo día tras día, de manera que siéndole fieles conservaremos nuestra dirección sin esfuerzo. Serán las flechas que nos señalen la postura que tenemos que tomar para conseguir nuestros deseos y encontrarnos más satisfechos.

Conocer nuestra lista de valores nos permitirá ganar enfoque y claridad, una claridad que nos ayudará a tomar decisiones consistentes y congruentes en el tiempo. Si no utilizamos conscientemente nuestras prioridades para mantener una ruta clara y firme, corremos el riesgo de desviarnos.

19 de noviembre de 2010

Reflexión de Leopoldo Abadía

Quiero compartir con vosotros un artículo de Leopoldo Abadía, que me acabo de encontrar en Facebook colgado por una amiga. Padres que tenéis hijos, leedlo que seguro que algo os aporta.

Leopoldo Abadía (Zaragoza, 1933) es un profesor y escritor español conocido por su análisis de la crisis económica actual mediante un artículo publicado en su web que recibió miles de visitas en apenas unas semanas y que le llevó a publicar un libro titulado La crisis Ninja y otros misterios de la economía actual donde explicaba los pormenores de la crisis de las hipotecas subprime desde un lenguaje coloquial y llano. El otro día publicó el siguiente artículo:

"Reflexión por Leopoldo Abadía"

Me escribe un amigo diciendo que está muy preocupado por el futuro de sus nietos. Que no sabe qué hacer: si dejarles herencia para que estudien o gastarse el dinero con su mujer y que “Dios les coja confesados”. Lo de que Dios les coja confesados es un buen deseo, pero me parece que no tiene que ver con su preocupación.

En muchas conferencias, se levanta una señora (esto es pregunta de señoras) y dice esa frase que me a mí me hace tanta gracia: “¿qué mundo les vamos a dejar a nuestros hijos?”. Ahora, como me ven mayor y ven que mis hijos ya está crecidos y que se manejan bien por el mundo, me suelen decir “¿qué mundo les vamos a dejar a nuestros nietos?”

Yo suelo tener una contestación, de la que cada vez estoy más convencido: “¡y a mí, ¿qué me importa?!” Quizá suena un poco mal, pero es que, realmente, me importa muy poco.

Yo era hijo único. Ahora, cuando me reúno con los otros 64 miembros de mi familia directa, pienso lo que dirían mis padres, si me vieran, porque de 1 a 65 hay mucha gente. Por lo menos, 64.

Mis padres fueron un modelo para mí. Se preocuparon mucho por mis cosas, me animaron a estudiar fuera de casa (cosa fundamental, de la que hablaré otro día, que te ayuda a quitarte la boina y a descubrir que hay otros mundos fuera de tu pueblo, de tu calle y de tu piso), se volcaron para que fuera feliz…y me exigieron mucho.

Pero ¿qué mundo me dejaron? Pues mirad, me dejaron:
  1. La guerra civil española
  2. La segunda guerra mundial
  3. Las dos bombas atómicas
  4. Corea
  5. Vietnam
  6. Los Balcanes
  7. Afganistán
  8. Irak
  9. Internet
  10. La globalización
Y no sigo, porque ésta es la lista que me ha salido de un tirón, sin pensar. Si pienso un poco, escribo un libro. ¿Vosotros creéis que mis padres pensaban en el mundo que me iban a dejar? ¡Si no se lo podían imaginar!
 
Lo que sí hicieron fue algo que nunca les agradeceré bastante: intentar darme una muy buena formación. (Si no la adquirí, fue culpa mía). Eso es lo que yo quiero dejar a mis hijos, porque si me pongo a pensar en lo que va a pasar en el futuro, me entrará la depre y además, no servirá para nada, porque no les ayudaré en lo más mínimo.
 
A mí me gustaría que mis hijos y los hijos de ese señor que me ha escrito y los tuyos y los de los demás, fuesen gente responsable, sana, de mirada limpia, honrados, no murmuradores, sinceros, leales,…Lo que por ahí se llama “buena gente”. Porque si son buena gente harán un mundo bueno. Y harán negocios sanos. Y, si son capitalistas, demostrarán con sus hechos que el capitalismo es sano. (Si son mala gente, demostrarán con sus hechos que el capitalismo es sano, pero que ellos son unos sinvergüenzas).
 
Por tanto, menos preocuparse por los hijos y más darles una buena formación: que sepan distinguir el bien del mal, que no digan que todo vale, que piensen en los demás, que sean generosos… En estos puntos suspensivos podéis poner todas las cosas buenas que se os ocurran.
 
Al acabar una conferencia la semana pasada, se me acercó una señora joven con dos hijos pequeños. Como también aquel día me habían preguntado lo del mundo que les vamos a dejar a nuestros hijos, ella me dijo que le preocupaba mucho más qué hijos íbamos a dejar a este mundo.
 
A la señora joven le sobraba sabiduría, y me hizo pensar. Y volví a darme cuenta de la importancia de los padres. Porque es fácil eso de pensar en el mundo, en el futuro, en lo mal que está todo, pero mientras los padres no se den cuenta de que los hijos son cosa suya y de que si salen bien, la responsabilidad es un 97% suya y si salen mal, también, no arreglaremos las cosas.
 
Y el Gobierno y las Autonomías se agotarán haciendo Planes de Educación, quitando la asignatura de Filosofía y volviéndola a poner, añadiendo la asignatura de Historia de mi pueblo (por aquello de pensar en grande) o quitándola, diciendo que hay que saber inglés y todas estas cosas.
 
Pero lo fundamental es lo otro: los padres. Ya sé que todos tienen mucho trabajo, que las cosas ya no son como antes, que el padre y la madre llegan cansados a casa, que mientras llegan, los hijos ven la tele basura, que lo de la libertad es lo que se lleva, que la autoridad de los padres es cosa del siglo pasado. Lo sé todo. TODO. Pero no vaya a ser que como lo sabemos todo, no hagamos NADA.
 
P.D.
  1. No he hablado de los nietos, porque para eso tienen a sus padres.
  2. Yo, con mis nietos, a merendar y a decir tonterías y a reírnos, y a contarles las notas que sacaba su padre cuando era pequeño.
  3. Y así, además de divertirme, quizá también ayudo.

18 de noviembre de 2010

Toma de decisiones

Nos pasamos la vida tomando decisiones. La mayoría de las veces de forma inconsciente, pues tenemos grabada nuestra opción en el cerebro. ¿Te has preguntado alguna vez por qué desayunas siempre lo mismo?, ¿por qué sigues el mismo camino para ir a trabajar?, ¿por qué sigues los mismos “rituales” al llegar a la oficina?… ¿por qué haces las mismas cosas a diario? Podrías cambiarlas, tienes la posibilidad de hacerlo. Pero para qué ¿verdad? El resultado de tomar una opción u otra en estos casos tampoco tiene demasiada importancia. Y pensar nos cuesta.

Pero hay otras ocasiones en que el dilema se sale de lo común. Y ahí empiezan nuestros miedos, nuestras inseguridades y nuestras dudas, que nos llevan al bloqueo mental. Y si se trata de algo en la empresa ni os cuento. ¿Realmente será esta la alternativa correcta?, ¿me habré olvidado de tener algo en cuenta?, ¿me generará enemigos?, y si me equivoco ¿qué pensarán de mi?, ¿aprovecharán para hundirme?... Estas y otras muchas cuestiones nos invaden la cabeza, y cada minuto que pasa con más fuerza. Y, consecuentemente, aparecen los dolores de cabeza, el mal humor, el estrés, la falta de concentración, y tantas y tantas circunstancias que nos consumen energía y nos alejan de la felicidad.

Para la toma de decisiones hay que pensar, sin duda, pero no en lo que pasará si no llegamos al resultado pretendido sino en las diferentes opciones que tenemos para escoger la mejor. Por tanto, estudiemos las diferentes posibilidades que tenemos, analicémoslas a fondo, miremos de forma global, comparemos qué resultado prevemos que nos llevará a buen puerto y… ¡adelante!

Podemos apuntar algunos tips para desarrollar la capacidad resolutiva y que sea más fácil tomar decisiones:
  • En primer lugar saber qué es lo que quieres, cuál es el objetivo a conseguir. Esta es la base de toda acción que emprendemos, pero nunca viene de más recordarlo.
  • El hecho de tomar una decisión no quiere decir que tengas que, a la fuerza, seguirla hasta el final. Es bueno la firmeza pero si te das cuentas que no va por donde tú quieres, no pasa nada por buscar otras soluciones.
  • No existe la decisión buena, sólo será una decisión que te lleva a la meta. Pero seguro que habrá otras que también lo hagan.
  • No decidas por lo que piensen o quieran otras personas. Está bien pedir opiniones, van bien para recabar ideas, pero al final decide por lo que creas tú que es mejor.
  • No te culpes si el objetivo marcado no se ha conseguido. Te servirá de aprendizaje para futuras elecciones.
El paso siguiente es, para mí, el aspecto principal de este tema: diferenciar una buena decisión de una decisión buena, que, aunque parezca lo mismo, no es igual. Decimos que una decisión fue buena cuando logramos lo que queríamos, con mayor o menor éxito. El juicio se hace a posteriori, después de los hechos. No podemos afirmar en el presente que nuestra decisión es buena o mala. Estamos condenados a la duda y a nuestra angustia existencial… ¿cómo puedo saber si estoy tomando una decisión buena? Parece que no podemos.

Lo que sí podemos es tomar “buenas decisiones”. Decisiones que no estén condicionadas por el éxito. Decisiones enfocadas en el proceso y no en el resultado. Decisiones tomadas desde los valores, coherentes con nuestro interior. Si conseguimos respetar esta manera de elección el resultado puede no ser el que inicialmente nos planteamos, pero, seguro, nos dejará más satisfechos con nosotros mismos.

Os dejo con un ejemplo ilustrativo de la necesidad de la toma de decisiones:
  • Primera situación: Es domingo y terminas de comer. Casi sin saber por qué, te diriges automáticamente al sofá y enciendes el televisor. Miras la hora y ya son la 8 de la tarde. ¡Maldita sea!, he perdido toda la tarde.
  • Segunda situación: Es domingo y terminas de comer. La semana laboral ha sido durísima y encima ayer sábado tuviste un contratiempo con el coche que te crispo los nervios. Decides relajarte y tumbarte en el sofá a ver la tele. Miras la hora y ya son la 8 de la tarde. ¡Perfecto!, he recuperado el sosiego perdido.
En los dos casos has hecho lo mismo, pero con una gran diferencia: en el primero te has dejado llevar por las circunstancias y en el segundo has decidido.

El secreto del aprovechamiento de la vida está en “sentirse más causa que efecto” y para ello debes ¡tomar decisiones!

15 de noviembre de 2010

Cuentos

Me acaban de regalar el libro “Cuentos que mi jefe nunca me contó”, de Juan Mateo. Se trata de una colección de cuentos que repasan temas que nos ocupan y preocupan a todos en la vida diaria. Podríamos considerarlo como una serie de consejos o enseñanzas para el día a día, para nuestras relaciones personales y profesionales. Ameno, divertido y fácil de leer. Yo lo he hecho de una tirada.

Los cuentos o fábulas son una fuente de cultura inagotable. De esa cultura interna que nos hace crecer como personas y enriquecer nuestra vida. De esa que sólo alimentando nuestra alma podremos llegar a comprender. De esa a la que tanto nos cuesta acercarnos. Son pequeñas historias que nos hacen pensar y mirar el mundo desde otros puntos de vista, replanteándonos la importancia real de nuestras situaciones.

Los maestros de todos los tiempos enseñaban así, quizá para desmontar los especuladores mecanismos de la mente material, hablándonos como a niños y mostrándonos lo esencial. Los cuentos son capsulas de sabiduría embebidas en el mejor formato pedagógico, entretenidos, intrigantes y recordables.

Yo soy un apasionado de los cuentos cortos. En internet existen cientos de páginas donde encontrarlos de todas las categorías posibles. Os dejo un par de ellos cortitos que espero que os gusten y os hagan pensar.

EL LOBO
Un viejo indio estaba hablando con su nieto.
Le decía:
"Me siento como si tuviera dos lobos peleando en mi corazón. Uno de los dos es un lobo enojado, violento y vengador. El otro está lleno de amor y compasión".
El nieto preguntó:
"Abuelo, dime, ¿cuál de los dos lobos ganará la pelea en tu corazón?"
El abuelo contestó:
"Aquel que yo alimente"

LO QUE CADA UNO POSEE
Un rey perverso resuelve hacer un presente por su aniversario a un mendigo de su reino e irónicamente manda preparar una bandeja llena de basura y desperdicios.
En presencia de todos, manda entregar el presente, que es recibido con alegría por el agasajado.
Gentilmente, el agasajado agradece y pide que lo espere un instante, ya que le gustaría poder retribuir la gentileza.
Tira la basura, lava la bandeja, la cubre de flores, y la devuelve con un papel, donde dice:
"Cada uno da lo que posee."

11 de noviembre de 2010

La base de la comunicación

Estuve el fin de semana en el cine viendo Origen, una película de Christopher Nolan con Leonardo DiCaprio como protagonista. No es que sea yo muy cinéfilo y os vaya a hablar de la profundidad del guión o de la dirección artística o de si el reparto es bueno o no. Lo único que os puedo decir es que me encantó y que merece la pena verla.

Este año que frecuento las salas de cine con mucha más asiduidad, si bien es cierto que en un 90% es para ver los estrenos infantiles, me he dado cuenta por qué nunca me enganchó este género. También tiene mucho que ver que con 10 años me echaran de un cine el día de Navidad (esos traumas infantiles son difíciles de superar). Pero es que para ver una buena película tienes que ver diez malas. Ya sé que no se trata sólo de lo que vayas a ver sino de pasar un buen rato, de la compañía y de lo buenas o malas que estén las palomitas. Pero me da rabia que me engañen, y cuando decido ir al cine me gusta ver algo diferente. Si no mejor quedarse en casa.

Origen es una de película de ciencia-ficción diferente, que nos sitúa en lo más profundo de nuestro inconsciente intentando desde ahí manipular nuestra realidad. Dom Cobb (Leonardo DiCaprio) es un hábil ladrón, el mejor en el peligroso arte de la extracción, que roba invaluables secretos del fondo del subconsciente durante el estado de sueño, cuando la mente se encuentra más vulnerable

Lo que me gustaría extraer, de las casi dos horas y media que dura, es un pequeño detalle sobre cómo debe ser una idea para que se implante en nuestro cerebro. Cuando los protagonistas están decidiendo cómo conseguir asentar un concepto en el subconsciente una persona, alguien da la clave: “la idea debe ser lo más simple posible y que vaya directo a los sentimientos. A partir de ahí será él mismo quien la desarrolle.” Esta valoración debería ser la base de cualquier buen comunicador, ya sean jefes, padres, maestros, políticos, o cualquiera que quiera transmitir su idea.

Teniendo en cuenta que cualquier comunicación tiene cuatro elementos fundamentales: emisor, mensaje, medio y receptor, se nos suele pasar por alto el carácter único del ser humano como destinatario. Hay que tener en cuenta que cada uno percibimos lo que nos “llega” de forma diferente, según nuestra cultura, experiencias, conocimientos, estado de ánimo, etc., y que también desarrollamos nuestros juicios a nuestro “entender”. Por eso el mensaje debe ser simple, sin ambigüedades, sin posibilidad de interpretaciones, de manera que el origen del pensamiento sea claro y único.

La segunda parte de la reflexión es todavía más importante, ya que es darse cuenta de que los sentimientos son la mejor puerta de entrada a la mente del hombre. Cada día está más de moda la inteligencia emocional, y es que hemos empezado a entender que los sentimientos son el motor de nuestra vida, y reconocerlos y manejarlos nos da una gran capacidad en cualquier ámbito de nuestra vida.

Si queremos ser escuchados enviemos mensajes sencillos, con una, y sólo una, idea clara y concreta, y que apele a los valores de nuestro receptor. Será la única forma de influir en él.

5 de noviembre de 2010

El miedo al cambio

El miedo es un sentimiento que convive con el ser humano a diario. La mayoría de nosotros no lo admitiríamos porque parece que nos debilita. O por vergüenza. O simplemente porque ni siquiera nos enfrentamos a él, lo evitamos en cuanto hay síntomas de que aparezca y creemos que así somos más fuertes. Pero sin combate no hay victoria.
Según diferentes estudios realizados, los miedos más comunes son el miedo a hablar en público (a hacer el ridículo), el miedo a la muerte, a la oscuridad y a las alturas. Pero, para mí, existe un miedo mucho mayor a todos estos y que se ha instalado en la Sociedad actual: el miedo al cambio.

Toda nuestra vida se compone de cambios, personales y profesionales. Desde que nacemos hasta que morimos vamos superando etapas, situaciones y relaciones que nos permiten evolucionar. Incluso cuando buscamos estabilidad en algún aspecto, por ejemplo en el trabajo, es porque sentimos la necesidad de buscar cambios en otros matices de la vida y pensamos que con todo no podríamos.

El cambio es bueno y necesario. Entonces ¿por qué nos cuesta tanto? La respuesta es simple: “porque nos saca de nuestra zona de confort”. El crecimiento requiere esfuerzo, y cada día estamos más cansados. Pero es que mantenernos en esa cómoda zona que dominamos también demanda trabajo, en este caso mental. Acepto y admiro a las personas que tras un largo viaje a su interior decidan que lo que tienen es suficiente para su felicidad y vivan en consecuencia. Lo que no aguanto es a esos otros que por vagancia, dejadez o, pereza o desgana, venden el mismo discurso. Principalmente porque llevan la amargura en su rostro.

El miedo aparece cuando percibimos el riesgo en nuestra economía o nuestra estabilidad familiar o emocional, y, por supuesto, imaginamos que será de forma negativa. Nos vemos incapaces de lidiar con esos sentimientos y los transformamos en escusas que controlamos: no es tan importante, nos falta experiencia, no tenemos conocimientos suficientes, es demasiado arriesgado, etc. o el “más vale malo conocido que bueno por conocer”, que se han encargado de grabarnos a sangre y fuego nuestros mayores. Y lo peor es que solemos acabar enfadados porque ni lo hemos intentado.

Decía Luis Felipe Noé que “si se nos debe condenar es preferible que se nos haga por habernos equivocado que por haber sido inútiles”. Sin cambios nos enfrentamos a una vida constante, sin subidas ni bajadas y sin alegrías ni tristezas. En definitiva, a una vida sin chispa. Por eso debemos avanzar, arriesgar, lanzarnos a lo desconocido. Y la única manera de sentirnos capaces de llegar a buen puerto es asumir nuestro miedo, con la confianza de que pase lo que pase será una experiencia que nos hará crecer.

Hay que superar esa incertidumbre que nos provoca el no saber qué nos encontraremos después. Analizar nuestros sentimientos, afrontarlos y aceptarlos, son el primer paso para caminar seguro en esta senda. No voy a vender el coaching ahora, pero como me decía una amiga el otro día “es que yo no soy capaz de hacerme las preguntas que tú me haces.”

Ahora pregúntate tú: ¿si no tuvieras miedo que harías en tu vida?, ¿cómo sería si lo hicieras?, ¿qué te aportaría?, ¿hacia dónde te llevaría?

4 de noviembre de 2010

El pensamiento genera nuestro destino

Revisando archivos guardados para poner la frase del día me he encontrado con esta reflexión, que parece atribuible a Frank Outlaw:
"Vigila tus pensamientos,
se convierten en palabras.
Vigila tus palabras,
se convierten en acciones.
Vigila tus acciones,
se convierten en hábitos.
Vigila tus hábitos,
se convierten en carácter.
Vigila tu carácter,
se convierte en destino."
Que viene más o menos a “defender” la Ley de la Atracción: atraes lo que piensas.
Tengo claro que los pensamientos influyen en la vida de las personas. No hay nada que hagamos que no hayamos imaginado antes. Primero lo “construimos” en nuestra mente y luego le damos cuerpo. El poder creador del pensamiento es indiscutible, y está claro que según sea la calidad de tus “imágenes” así será la calidad de los resultados.
Recuerdo haber leído hace tiempo que el ser humano tiene más de 65.000 pensamientos al día. Nuestra mente no descansa nunca: de día ocupada con nuestro monólogo interno y de noche procesando lo vivido durante el sueño. ¿Te has preguntado alguna vez cuántos de esos miles de pensamientos fortalecen tu vida y cuántos son saboteadores?
La mente debe ser una herramienta a nuestro favor, no debemos permitirle que nos domine o perjudique. Unos minutos de pensamientos negativos bastan para que el rostro se apague, se nos frunza el ceño, nos descarguemos de energía, dejemos de hacer cosas y entremos en estado de apatía.
Cuida y vigila tus pensamientos, ellos determinan tu forma de actuar y tu futuro. Y nadie puede sustituirte en la construcción de tu destino.
Os dejo con otra reflexión:
“Si piensas que estás vencido, lo estarás.
Si piensas que no te atreves, no lo harás.
Si piensas que te gustaría ganar,
pero que no puedes, no lo lograrás,
porque en el mundo encontrarás que
el éxito comienza con la voluntad del hombre.
Si piensas que perderás ya has perdido.
Todo está en el estado mental.
Porque muchas carreras se han perdido
antes de haber corrido.
Y muchos cobardes han fracasado
antes de haber empezado su trabajo.
Piensa en grande y tus hechos crecerán.
Piensa en pequeño y quedarás atrás.
Si piensas que estás adelante, lo estarás.
Tienes que pensar bien para elevarte.
Tienes que estar seguro de ti mismo,
antes de intentar ganar un premio.
La batalla de la vida no siempre la gana
el hombre más fuerte o el más ligero,
porque tarde o temprano el hombre que gana
es aquel que cree poder hacerlo.”
Y ahora ¿en qué estás pensando?

3 de noviembre de 2010

Frases célebres

Hoy he añadido un nuevo gadget en el blog. Para los que nunca hayáis utilizado este término, como yo, os diré que “un gadget es un dispositivo que tiene un propósito y una función específica, generalmente de pequeñas proporciones, práctico y a la vez novedoso”. Según parece el padre de la palabra fue la empresa Gaget, Gauthier & Cia, encargada de la fundición de la Estatua de la Libertad que, allá por el año 1885, al acercarse la fecha de la inauguración quería algo de publicidad y comenzó a vender réplicas en pequeña escala de la famosa dama.
Todos hemos visto innumerables gadgets en las películas de James Bond o, en nuestra infancia, en los dibujos del Inspector Gadget. En el mundo de la informática gadgets son objetos en miniatura realizados para ofrecer contenido fresco y dinámico que puede ser colocado en cualquier página en la web. Pueden ser útiles cuando estás en el trabajo (lista de tareas, conversor de moneda, calendario), en la escuela (calculadora, Wikipedia, herramienta de traducción) o simplemente pasar el tiempo (noticias, blogs, juegos).
He leído estas semanas mucho sobre las posibilidades de un blog, pero no hablo del aspecto comunicativo, social o de marketing, sino de las opciones de configuración, de diseño. ¡Soy incapaz de hacer nada con él! Y mira que se me dan bien estas cosas. Debe ser que estoy un poco oxidado. Seguiré intentándolo.
Como decía, hoy he incluido “la frase del día”, que iré cambiando todas las mañanas.  Me gustan las frases celebres, las citas y los pensamientos. Resumen de una manera concisa una reflexión profunda, y ofrecen una magnífica posibilidad de ahondar en nuestra mente. Son como titulares de prensa, esperando que cada uno que la lee desarrolle su propio artículo. Son puertas entreabiertas hacia nuestro interior. Son pinceladas del cuadro que debe ser nuestro destino.
Las frases célebres son una buena manera de mantener la mente activa. Igual que hacer algo de ejercicio o tomar fruta a diario son recomendaciones de los médicos, pensar unos minutos al día sobre una cita famosa nos estimularía el cerebro. Lo bueno de esta costumbre es que cada uno las adaptamos a nuestra existencia, ya que las percibimos de una manera distinta según nuestro estado de ánimo, edad, cultura, vivencias, etc. Todos somos capaces de encontrarle un “hueco” en algún tema que nos inquieta, bien sea en nuestra vida diaria, en una relación, en el trabajo o en un problema que nos planteó un amigo hace no mucho. Y lo curioso es que todas encuentran su acomodo en nuestro interior.
Hay muchos tipos de frases célebres, y muchas webs que nos las muestran por categorías o por autor. Yo os dejo unas cuentas para que empecéis a “pensar”:
  • Buscad leyendo y hallaréis meditando.
  • Quien no se resuelve a cultivar el hábito de pensar, se pierde el mayor placer de la vida.
  • Quien no quiere pensar es un fanático; quien no puede pensar, es un idiota; quien no osa pensar es un cobarde.
  • Pensar es el trabajo más difícil que existe. Quizá esa sea la razón por la que haya tan pocas personas que lo practiquen.
  • El trabajo del pensamiento se parece a la perforación de un pozo: el agua es turbia al principio, más luego se clarifica.
  • Tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto.
  • Muchas personas creen que piensan cuando en realidad sólo están reordenando sus prejuicios.
  • El cambio está en tu mente... ¿en qué estás pensando?

28 de octubre de 2010

¿Vuelve la solidaridad?

Llevo sólo dos semanas en el curso de Comunidades Virtuales. En estos días he leído la documentación de las asignaturas de este primer cuatrimestre, artículos recomendados y bibliografía; y he visto algún video y presentaciones propuestas por los profesores o mis compañeros. ¡La cabeza me va a explotar! Pero no de volumen de información sino de volumen de posibilidades que ofrecen las redes en internet.
A todos nosotros nos ha llegado algún correo con el título ”cómo hemos cambiado”, en el que se comparaban los hábitos de hace unos años con los actuales. Seguro que según íbamos leyendo nos aparecía la sonrisa y, punto tras punto, íbamos asintiendo con la cabeza. El lenguaje no verbal nos delataba.
El rápido avance de la tecnología nos ha cambiado las costumbres, tanto personales como profesionales. En mi opinión para mejor, aunque ahora existan “maquinitas del diablo” que en más de una ocasión nos saquen de quicio. Pero es un daño colateral que estamos dispuestos a asumir.
Yo siempre había pensado que la llegada de internet nos iba a volver más autistas y egoístas de lo que la Sociedad, de por sí, se estaba volviendo. Estaba convencido de que la gran oferta existente y el anonimato que nos ofrece la red nos iba a volver seres menos sociables todavía. Claramente estaba equivocado. No digo que alguno no se haya encerrado en casa y le busquen por desaparición, pero está claro que “las Redes Sociales no son más que la evolución de las tradicionales maneras de comunicación del ser humano, que han avanzado con el uso de nuevos canales y herramientas, y que se basan en la co-creación, conocimiento colectivo y confianza generalizada”, como apunta Juan Merodio en su libro Marketing en Redes Sociales.
Lo más importante de todo es que la comunicación entre las personas ha crecido exponencialmente. Ahora lo tenemos mucho más fácil. Y esa capacidad, unida al cansancio y la poca confianza que nos ha ido calando desde las grandes empresas, la banca y la política, ha hecho que la solidaridad empiece a florecer. A través de las Redes se ha conseguido una fraternidad entre usuarios, que estaba en peligro de extinción. Se trabaja en grupo, las decisiones se empiezan a democratizar (hasta hay un equipo de futbol dirigido por sus 30.000 aficionados a través de la web), existen comunidades de ayuda para madres, viajeros, cinéfilos, o cualquier cosa, si necesitas un consejo o una ayuda para una compra, un viaje, una avería en el coche o lo que sea, en la red lo encontrarás, etc. etc.. Cada uno ofrece sus conocimientos. Y todo de un modo altruista.
Y esto es sólo el principio. Confiemos en que este cambio cultural nos devuelva a los valores que nunca debimos perder.
Ya sé que siempre existirán peligros y personas que se aprovechen de la situación, pero a mí me vale con ver que la metamorfosis ha comenzado.

25 de octubre de 2010

Las Leyes de Newton (II)

Vamos a continuar con las leyes de Newton aplicadas a la educación de los más pequeños. Voy a intentar concretar lo más posible porque el tema se podría alargar demasiado. Así que dejo un apunte para que cada uno siga con la reflexión. Sería muy similar para una empresa, para un equipo de futbol o para una pareja. Sólo se trata de darle un par de vueltas a la cabeza.
1.- Ley de inercia.
Todo cuerpo persevera en su estado de reposo o movimiento uniforme y rectilíneo a no ser que sea obligado a cambiar su estado por fuerzas impresas sobre él.
Nos indica que un cuerpo no puede cambiar por si solo su estado inicial, ya sea en reposo o en movimiento, a menos que sea forzado por fuerzas externas. Hay que actuar sobre él.
Los niños necesitan esa fuerza externa que somos los adultos para su crecimiento. En este caso, lógicamente, me refiero a educación, que fuerza suena demasiado a violencia. Sin alguien al lado ¿creéis que estudiarían lo necesario?, ¿que comerían algo más que chucherías y macarrones?, ¿que se comportarían cívicamente?, ¿que no dejarían todo por el suelo? (vale, esto lo siguen haciendo), ¿que dejarían de ver dibujos? Claramente necesitan de un adulto para formarse. Y aquí es donde viene el problema. ¿Estamos los mayores preparados para ejercer todas esas “fuerzas”? Los niños por si solos no van a cambiar y las necesidades en la infancia son bastante diferentes a las que se encontrarán cuando crezcan. Es nuestra función el prepararles para ellas. No funciona el “déjalo, todavía es pequeño”, “cuando sea mayor ya cambiará”, “ya le enseñarán en el colegio”, etc. Y no me refiero a que haya que ser sargentos desde que nacen, ni mucho menos.
Tened en cuenta que no viven en un mundo perfecto y que si nosotros no hacemos esa presión existirá quien la haga. El rozamiento, la fricción o el impulso, aspectos de los que hablamos en física, se convertirán en “los amigotes”, la novieta de turno o cualquier grupo al que se una.
Vamos a ver algún ejemplo de los tres casos que se pueden dar:
  • Reposo. Si disponemos de una partícula parada, a no ser que se le empuje (por ejemplo), ésta no se moverá nunca. Hay que forzar a los niños a experimentar cosas nuevas, que coman de todo, que se apunten a algo, que socialicen, etc.
  • Sin rozamiento. Si a una partícula (por ejemplo un patinador sobre el hielo -modelo de un sistema sin rozamiento-) con velocidad inicial distinta de cero, no se le obliga a frenar con fuerzas de fricción o con un tope, ésta conservará la velocidad que llevaba de forma constante por tiempo infinito. Hay que ponerles frenos. Los niños, como todos en la vida, tensamos la cuerda para ver hasta dónde pueden llegar. ¿Por qué nos sorprende que con los tíos se comporten de una forma normal y con los padres de otra? Son pequeños, no  tontos, y saben la longitud de cada cuerda. Debemos poner el freno donde creamos oportuno. Por sí solos ellos no pararan.
  • Línea recta. Caso de una partícula (de nuevo podría ser el patinador) que se desplaza a velocidad constante. Ésta viajará siempre en línea recta a no ser que una fuerza externa (por ejemplo, un empujón) la obligue a girar y cambiar su ritmo. El niño busca su felicidad en cada momento, otra vez como todos. Pero nosotros tenemos que tener también la visión a medio y largo plazo. Cuando un niño se desvía, por si solo no va a regresar al “buen camino”.
Las formas y modelos de cómo hacer las cosas en cada caso, las best practices, se lo dejo a los psicólogos. Bueno, seguro que tú las conoces, aunque las preocupaciones, el cansancio o la pereza puntual actúen de fuerzas paralizantes en algunos momentos.
2.- Principio fundamental de la dinámica de traslación.
El cambio de movimiento es proporcional a la fuerza motriz impresa y ocurre según la línea recta a lo largo de la cual aquella fuerza se imprime.
El cambio de movimiento es proporcional a la fuerza motriz que se le ha impreso, y sigue en la dirección de la línea recta en que se le imprimió la fuerza. Esta variación no es inmediata, sino que lleva instantes diferenciales de tiempo.
Si queremos modificar la actitud de los niños en cualquier aspecto debemos, por un lado, ejercer la enseñanza necesaria dirigida hacia el objetivo y, por otro, con la intensidad necesaria. Y todo ello llevará un tiempo hasta que se obtenga los resultados deseados.
A los niños hay que encaminarles a base de una educación constante y consistente. Es muy importante no tener dudas en el propósito final, que actuemos con unas ideas concisas. No vale transmitirles hoy una cosa y mañana la contraria. Tenemos que tener clara nuestra misión con ellos y los principios y valores que queremos que aprendan. Si nuestra actitud con ellos tiene esta base todos los “comunicados” irán en la misma dirección y, más tarde o más temprano, conseguiremos que ellos circulen por el camino que deseamos.
3.- Principio de Acción y reacción.
Con toda acción ocurre siempre una reacción igual y contraria: o sea, las acciones mutuas de dos cuerpos siempre son iguales y dirigidas en direcciones opuestas.
Si un cuerpo actúa sobre otro con una fuerza (acción), éste reacciona contra aquél con otra fuerza de igual valor y dirección, pero de sentido contrario (reacción).
De forma sencilla se explica diciendo que las fuerzas funcionan a pares y simultáneamente. Si uno empuja una pared, la pared le empuja a él con igual fuerza. En el momento en que la atraviesa es porque ésta ha sido más débil y acabó cediendo su fuerza.
En este caso yo veo tres posibles situaciones:
  • Fuerzas externas. Como comentaba antes, el mundo en el que vivimos no es perfecto, y los niños se van a encontrar muchas “fuerzas del mal” a lo largo de su vida. Nuestra función es estar alerta y tratar de mitigarlas con “fuerzas del bien” (cariño, comprensión, diálogo, etc.) con una intensidad mayor. Contrarrestaremos sin problemas las malas influencias.
  • Sus reacciones. La mayoría de las veces cuando intentamos educar a un niño le sacamos de su zona de confort, y reacciona con una energía similar al reto que le proponemos. Es lo normal, los adultos lo hacemos a diario. La labor será hacerle ver que el desafío es posible, para que rebaje su reacción, y ejercer fuerzas de ayuda. Pero nunca dejarnos vencer. Volvemos a lo mismo, si tenemos claro por qué le retamos y cuál es el beneficio que percibirá tendremos la suficiente firmeza para resistir.
  • Sus peticiones. Es un aspecto similar al anterior. Los niños saben cuál es la forma de conseguir lo que quieren con las personas que le rodean. Cuando esta parezca excesiva tendremos que reaccionar con la misma fuerza que ellos.
El mundo está lleno de fuerzas que nos dirigen hacia un camino u otro, con mayor o menor velocidad. Seamos para nuestros hijos una mezcla de David y Goliat, con la fuerza suficiente para lanzarlos y con la inteligencia necesaria para elegir dónde caerán.

22 de octubre de 2010

Las Leyes de Newton (I)

Estoy soltero. Con compromiso pero soltero. Y no tengo hijos, aunque mi compromiso traía 3 consigo. Eso sí, me gustan los niños. Las malas lenguas dicen que porque soy uno más entre ellos. Y no seré yo quien lo niegue. Os cuento estas premisas para poneros en situación de lo que os voy a contar. Sé que me estoy metiendo en camisas de once varas, pero es que si no lo hiciera… no sería yo.  Es como la frase que he leído hoy: "Un pájaro no canta porque tenga una respuesta. Canta porque tiene una canción." Sí, suena es un poco cursi, pero si la interpretas bien es preciosa: todos tenemos algo que decir. Pero no hablar por hablar sino levantar la voz cuando hay algo que aportar. Si no, guarda silencio.
Creo que muchas veces, por no decir todas, “los arboles no nos dejan ver el bosque”, que necesitamos de perspectiva para poder apreciar la globalidad de las cosas. Y me refiero a nuestro equipo de futbol, nuestro tendencia política, nuestra pareja, nuestros amigos, nuestra empresa, nuestros compañeros, etc., etc. Y por supuesto, y por encima de todo… nuestros hijos. Está claro que nuestra subjetividad es más fuerte que la realidad. Y no seré yo quien diga que el bebe de cada madre no es el más bonito del mundo, ni que todos los hijos no son los más listos, ni que no son los amigos los que le llevan por el mal camino, ni que un suspenso no sea porque el profesor le tiene manía. Bueno, sí seré yo. No, no y no.
Es cierto que esa parcialidad es en muchos casos provechosa y completamente necesaria, ya que es el pegamento que mantiene unidas las relaciones. Sin amor no sólo no aguantaríamos a la familia, los amigos o incluso la empresa (en este caso el amor a sentirse integrado, al crecimiento personal o profesional, amor a la nómina o a cualquier otro motivo por el que cada uno trabaje), si no que no nos aguantaríamos ni a nosotros mismos. Sí, siento comunicaros que no somos perfectos, y si nos miráramos objetivamente al espejo…
Teniendo en cuenta la forma en que pensamos y actuamos con los hijos ¿por qué no escuchar las voces externas? Siempre y cuando vengan desde el cariño, por supuesto. Es más, ¿por qué no pedimos opinión simplemente para comprobar lo que va bien y en lo que nos estamos equivocando? Para mí la respuesta es fácil, pero que cada uno saque sus propias conclusiones. Las empresas contratan consultores de todo tipo para mejorar su productividad, su eficacia y su eficiencia, ¿somos nosotros tan listos como para no necesitar ayuda con lo más importante que tenemos en nuestra vida?, ¿no deberíamos hacer “reingeniería de procesos” en algunos aspectos?
Yo, como el pájaro que tiene su canción, también tengo mis opiniones, que no tienen por qué ser las más correctas, pero espero que al menos sirvan para pensar. No quiero que nadie se sienta aludido, y mucho menos que se enfade. Sólo pretendo que cada uno recapacite, reflexione y piense si es necesario mejorar sus actitudes y la educación de sus hijos. Leía el otro día una entrevista en Executive Excellence de Junio de 2007 a Juan Mateo, un referente en la formación empresarial,  en la que le preguntaban por la falta de reflexión de la alta dirección, de amplitud de miras y de preguntarse el por qué de los temas. La respuesta me parece antológica: “Falta reflexión pero por parte de todos. No hay un trabajo más difícil que el de pensar. Pensar es agotador y muy complejo, por tanto, es algo de lo que huimos. Al ser humano le gusta aquello que hace muy bien y que puede realizar reiterativamente; aquello que automatizas porque tienes talento para hacerlo es lo que repites más a menudo; como no te cuesta, te encuentras cómodo. Salir de la zona de confort cuesta, y pensar implica alejarse de esa zona de confort.
Me parece un tema muy interesante, pero lo dejaremos para más adelante porque este post se me ha ido de las manos, y como podéis comprobar todavía no he hecho mención a Newton. Estudié C.C. Físicas en la Universidad Complutense de Madrid. Sí, soy físico, aunque mi cuerpo no lo demuestre. En aquellos años, como para la mayoría de vosotros, para mí la física era eso, aquella asignatura de ciencias puras que a algunos nos gustaba y otros odiaban. Pero con el tiempo me he ido dando cuenta que no sólo se trata de fórmulas más o menos complicadas, ni de científicos “locos”, ni de un trabajo de laboratorio, sino que está muy relacionada con el comportamiento humano.
Os iba a dejar mis reflexiones sobre las tres leyes de Newton aplicadas a la educación de los más pequeños, pero se me echa el tiempo encima y lo tendré que dejar para otro día. Para que vayáis pensando (si es que alguno lee esta entrada antes de que continúe) os dejo el enunciado de las leyes, sacadas de nuestra querida Wikipedia.
1.- Ley de inercia: Todo cuerpo persevera en su estado de reposo o movimiento uniforme y rectilíneo a no ser que sea obligado a cambiar su estado por fuerzas impresas sobre él.
2.- Principio fundamental de la dinámica de traslación: El cambio de movimiento es proporcional a la fuerza motriz impresa y ocurre según la línea recta a lo largo de la cual aquella fuerza se imprime.
3.- Principio de Acción y reacción: Con toda acción ocurre siempre una reacción igual y contraria: o sea, las acciones mutuas de dos cuerpos siempre son iguales y dirigidas en direcciones opuestas.

20 de octubre de 2010

Parados

Esta mañana he estado en el Centro de Tecnificación de golf de Madrid dando unas bolas. Un poco apartado (Parque Deportivo Puerta de Hierro,antiguo Parque Sindical) pero con un ambiente muy agradable y con muy buenos precios.
Las razones que suelen llevarme a dar un paseíto y practicar mi swing son dos:
·         Una es incorporarme y practicar un deporte individual que me permita seguir haciendo deporte el día que cuelgue las botas. A mis años, cada día es más difícil encontrar equipos  con los que jugar. Y aunque todavía me mantengo semanalmente en tres liguillas, las piernas ya no responden como hace 10 ó 15 años. Ni como el año pasado!
·         La segunda, y en estos momentos más importantes, es salir a dar un paseo, que me dé el aire y el sol (qué buen día hacía hoy!) y pasar un rato sin pensar (bueno, sólo en cómo narices se pega a la bolita).
Llevo un tiempo sin trabajo. Estoy en paro, aunque ahora lo políticamente correcto sea decir que soy un “trabajador disponible”, un “oferente de empleo” o, como me he enterado hoy que se acuñó la situación en Canadá, estoy "between jobs". Seguro que hay más definiciones posibles, unas más certeras y otras más graciosas, pero la realidad es que es un periodo donde tenemos el peligro de que la mente se desvíe en mala dirección.
Está claro que el primer objetivo de alguien sin empleo es conseguir trabajo. Y hay muchas formas de intentarlo, aunque no es tan fácil lograr el éxito en este país con los políticos que nos gobiernan, ni con la oposición, ni con los sindicatos, ni con la poca solidaridad que existe en la Sociedad. Pero este es otro tema, que mejor no tocar.
Yo quería hablaros de la situación que vivimos todas estas personas en el periodo de búsqueda de empleo. Se ha publicado mucho respecto a este tema, sobre todo por parte de psicólogos. Sinceramente no creo que sea para tanto, pero sí que debemos preocuparnos un poquito más de lo normal, ya que no estamos acostumbrados a tener tanto tiempo libre, a no tener una responsabilidad, y podemos dejarnos llevar por la depresión.
Aquí van mis humildes consejos para mantenerse mentalmente activo mientras trabajamos “buscando trabajo”, que debe ser nuestra ocupación principal :
  • No perdáis la autoestima. No hemos hecho nada malo, no somos delincuentes.
  • No os encerréis en casa. Aprovechad el tiempo para caminar, hacer deporte, visitar museos, o cualquier otra cosa que os guste pero fuera de esas cuatro paredes que te recuerdan tu situación.
  • Tienes ese tiempo que siempre deseaste. No lo pierdas y dedícale tiempo a tu hobbie, fórmate, lee libros, acude a conferencias, viaja, etc.
  • Haz networking. Es el momento de relacionarte. Primero porque volver a comer o tomar una cerveza con ese amigo al que hace meses que no ves te agradará. Y segundo, y un poco egoísta, porque no sabes quién te puede abrir la puerta de tu próximo trabajo.
  • Reflexiona. Quizás este momento sea perfecto para analizar tu vida. No sólo la parte profesional, que también, sino qué cosas son importantes para ti, qué falta en tu vida (además del trabajo), qué sobra, qué te hace feliz, en qué eres bueno, en qué puedes mejorar, etc.
Y para los que nos tenéis que soportar día tras día, sólo pediros que nos tratéis como personas normales, no estamos enfermos, ni hemos cometido ningún delito. Acercaros sin miedo a meter la pata, hablarnos con normalidad, y estad sólo un poco más atentos con nuestra situación. Os aseguro que no hay nada que más nos hunda que sentirnos como un problema. No sólo nos hemos quedado sin trabajo, hemos perdido las relaciones profesionales, sino que además nuestras relaciones sociales y familiares se desvirtúan. Seguimos siendo los mismos, quizás un poco más alicaídos y reguñones, pero no nos lo tengáis en cuenta, sólo es temporal.
Por cierto, ya sé por qué sigo jugando al futbol.

19 de octubre de 2010

Tú eliges: quién eres o quién serás.

Aquellos que me conocen saben bien que no creo en las casualidades. Todo lo que nos sucede tiene un por qué aunque no lleguemos a entenderlo. Hace unos años leí una frase, de no recuerdo quién, que define mi forma de verlo: “mi vida ha estado llena de puntos inconexos, que sólo a la vejez logré unir”.
Os cuento las “casualidades” que me han llevado a pasar una noche en blanco y que pienso pueden hacer reflexionar a más de uno.
1.- Pertenezco a la Asociación de Antiguos Alumnos de IEN-CEPADE y estamos preparando una nueva actividad, a la que hemos llamado “En torno a un libro”. Será una tertulia, nada académico, en la que charlaremos sobre un tema concreto de actualidad, elegido a partir de un libro. A ellas invitaremos a un profesional que nos dará su punto de vista y resolverá las dudas. Para la primera reunión hemos seleccionado “Historias curiosas de los negocio”, un libro de Agustí Sala sobre ideas, éxitos y fracasos. Como invitado tendremos la valiosa presencia de Gustavo Mata, consultor y profesor de estrategia de las mejores Escuelas de Negocio, y del que tuve el placer de ser alumno. Aproveché para echarle un ojo a su blog y su última entrada lleva como título “No hagáis nada que no os guste hacer”. Echarle un ojo porque merece la pena.
2.- Soy un aficionado a las series. Cuando trabajaba las veía como entretenimiento, como momento de relajación y de desconexión del mundo, sin tener que preocuparme más que de estar frente a la tele. Desde hace un tiempo he descubierto que en cada capítulo de cada serie hay algún tema, alguna conversación o algún comportamiento digno de analizar y reflexionar, digno de incluir en algún libro de “autoayuda”.  Ayer tocó un capítulo de Bones en el que la protagonista descubre que sus padres fueron ladrones de banco. Tras resolver el caso del día y con la dureza de afrontar el pasado, en la última escena brindan “por lo que somos y lo que seremos”.
3.- La última “casualidad” me llegó cuando en mi correo tenía un mensaje con un link al blog del Grupo Finsi (desconocidos para mi hasta ahora). El post era “Catorce minutos con Mario Vargas Llosa” en el que describe, a partir de un artículo publicado en El Pais, los catorce minutos que pasó Mario Vargas Llosa desde que le comunicaron que le habían concedido el Premio Nobel hasta que se hizo oficial. Lo que me llamó la atención es el consejo que le dio su tío Lucho, que le animó a ser escritor y por el que dejó la carrera de Derecho. Le dijo que no seguir la propia vocación es traicionarte y condenarte a la infelicidad.
Tras (o durante) la crisis y en este mundo en el que nos ha tocado vivir es difícil decidirse por romper con la estabilidad que nos pueden dar nuestro posición actual (puesto de trabajo, situación personal o social), y encaminarnos hacia un futuro incierto, como hizo Vargas Llosa. Yo no seré quien os empuje a ello, pero si queremos empezar a construir el resto de nuestra vida entorno a la felicidad, si queremos brindar por lo que seremos y sentirnos llenos y satisfechos al final de nuestra vida quizás deberíamos comenzar a pensar en ello.
Yo sigo buscando mi vocación…

18 de octubre de 2010

Arrancamos

Entro de puntillas en este tumultuoso mundo. Si bien es cierto que este blog aparece como requisito de un curso de Redes Sociales que comienzo hoy en CEPADE, no lo es menos que llevaba tiempo pensando en dar este paso. Creo que es una magnífica oportunidad para compartir nuestras reflexiones e ideas sobre lo que ocurre a nuestro alrededor.
Todavía no tengo muy claro hacía donde irá enfocado. Mi idea es tratar cualquier tema o circunstancia que aparezcan en mi vida, pero supongo que el tiempo “dará o quitará razones”. Lo que os aseguro es que las entradas que deje llevarán trasfondo.
Desde este primer post quiero agradeceros todos los comentarios que vayáis dejando. En primer lugar porque significará que habéis dedicado un tiempo en leerme. Y en segundo porque contribuiréis a dar valor a este blog.
Un saludo a tod@s