20 de mayo de 2011

IEN y CEPADE en la NET

“Intentar comprender el mundo que nos rodea, en especial las fuerzas que condicionan nuestras vidas, es lo menos a lo que debe aspirara cualquier ciudadano ilustrado.” Así empieza el prefacio de Fernando Sáez Vacas en su libro Mas allá de Internet: la Red Universal Digital.

Con ese fin, y el de aprovechar el curso para el que inicialmente son mis últimos posts, he venido hablando del Nuevo Entorno Tecnosocial (NET), paradigma generado tras las profundas transformaciones que han generado las infotecnologías (Tecnologías de la Información) en la Sociedad, apoyado en esa RUD de la que habla Sáez Vacas, un tejido instrumental e informativo que poco a poco ha ido calando en todas las áreas de nuestras vidas.

18 de mayo de 2011

Comunicaciones móviles

"Todo apunta a que en un futuro cercano no sólo incrementarán exponencialmente el número de usuarios de internet en el mundo, sino que accederán a la red desde un dispositivo móvil". Esta fue la predicción hecha hace unos años por Eric Schmidt, presidente de Google hasta hace unas semanas, que aunque era casi una obviedad en 2008 cuando la escribió, no deja de tener su importancia por venir de quien vino.

“Hemos superado ‘la década de Internet', y el móvil se ha convertido en el centro de nuestra conectividad”, como comenta Antonio Fumero en la introducción del dossier TELOS 83. Y liderando este nuevo entorno se han colocado los smartphones (teléfonos inteligentes), que con una velocidad inusitada comandan el paradigma de la movilidad.

11 de mayo de 2011

Enseñanza 2.0

En los últimos años, y no sólo por el acuerdo de Bolonia, estamos inmersos en una reorganización de los procesos educativos. Apoyados en las nuevas herramientas tecnológicas, la Sociedad reclama un aprendizaje informal, basado en experiencias entre iguales (peer learning), en Comunidad, y con nuevos Entornos personales de aprendizaje (PLE).

Voy a usar a CEPADE (Escuela de Negocios de la UPM en la que he cursado y curso diferentes programas on line), para describir esa reingeniería de procesos, que recogía Fernando Sáez Vacas y enfocó al ámbito educativo Antonio Fumero, “que consiste en reinventar la forma de desarrollar las operaciones de la empresa (institución educativa, universitaria por ejemplo), partiendo de nuevos enfoques muy orientados a las necesidades de los clientes (los aprendices o estudiantes), con rotura de las tradicionales formas organizativas verticales y del desempeño humano y un uso masivo de las modernas tecnologías de la información y de la comunicación”.

4 de mayo de 2011

Falta de respeto gratuita

Hoy presionado mi primer “Me gusta”. Me siento, un poco más, parte de esa nueva Sociedad surgida alrededor de internet. Es curioso cómo se ha puesto de moda ese botoncito. Y es que con las prisas que llevamos, agradecemos que nos lo pongan “como a Felipe II”. Una frase descriptiva sobre la que poder expresar parte de nuestros pensamientos en cuestión de segundos y agraciarnos de que hay más gente que piensa como tú. Me gusta “me gusta”.

Mi nueva experiencia la he desarrollado en facebook, lugar que últimamente no visito mucho, bajo el lema “El … carril derecho existe!!!!”. No me ha quedado más remedio que lanzarme y aportar mi voto a este tema que lleva comiéndome la cabeza desde hace unos cuantos años, cada vez que cojo el coche.

Después de kilómetros y kilómetros dándole vueltas, he llegado a la conclusión que lo que me provoca indignación no es realmente por dónde se conduzca, ni si la gente lo hace mejor o peor. Lo que verdaderamente me provoca dolores de cabeza es no saber qué lleva a tantos conductores a hacerlo. Si alguien me puede dar una explicación se lo agradecería eternamente. En estos momentos no puedo imaginar un viaje con la tranquilidad de no enfadarme por este motivo.

El artículo 31 del código de circulación referido a “Utilización de los carriles, fuera de poblado, en calzadas con más de un carril para el mismo sentido de marcha” dice:

“El conductor de un automóvil o de un vehículo especial con masa máxima autorizada superior a 3500 kilogramos, circulará por la calzada y no por el arcén, salvo por razones de emergencia. Además, fuera de poblado, en las calzadas con más de un carril reservado para su sentido de marcha, circulará normalmente por el situado más a su derecha, si bien, podrá utilizar el resto de los de dicho sentido cuando las circunstancias del tráfico o de la vía lo aconsejen, a condición de que no entorpezca la marcha de otro vehículo que le siga.”

Por tanto, estamos hablando de una infracción de tráfico de todos aquellos que no van por el carril que indica el código. Pero el tema va mucho más allá, porque lleva consigo un peligro para el resto de conductores, y, lo que me parece más grave, una falta de respeto gratuita. Falta de respeto porque vivimos en sociedad y debemos aceptar las normas para la convivencia, y gratuita porque no veo que se consiga nada a cambio.

En los últimos años he notado, en todos los ámbitos de la vida, un gran crecimiento en esta falta de consideración hacia los demás. No sé si es egoísmo, torpeza o despreocupación. Supongo que un poco de todo. La realidad es que nos está llevando a una Sociedad en la que la toma de decisiones se restringe a cómo me afecta a mí, y únicamente a mí, las diferentes situaciones, cuando siempre atañe a un número mayor de personas.

Ya he hablado en algún otro post de los acuerdos ganar-ganar. Este asunto va en esa dirección (esperemos que por el carril derecho), porque si tuviésemos en cuenta que nuestras decisiones no sólo nos afectan a nosotros mismos, nos aprovecharíamos de las que otros tomaran sobre circunstancias en las que estemos implicados.

La toma de decisiones es algo que hacemos continuamente, y rara vez incluimos todas las variables en la ecuación ni valoramos las diferentes repercusiones. No espero un cambio en la actitud general, pero si fuéramos capaces de pensar a lo largo de un sólo día, en las diferentes situaciones que nos encontremos, en cómo influyen nuestras decisiones a los que nos rodean, nos daríamos cuenta de que estamos pagando un alto precio por nuestra falta de respeto.

29 de abril de 2011

Reingeniería en la Comunicación

Las nuevas herramientas social media han provocado un cambio radical en los procesos de comunicación. La prensa, tal y como la conocíamos, ha dejado paso a un periodismo ciudadano que hace tambalear los cimientos de los grandes medios de comunicación. ¿O por el contrario no?

Como apunta Juan Varela en su artículo del dosier Telos 65, “los ciudadanos se han apropiado de la información periodística a través de los medios sociales. La crisis de credibilidad de la prensa tradicional, el cuestionamiento de la objetividad y la aparición de herramientas digitales accesibles a todos convierten el periodismo en una conversación de la que los ciudadanos más activos no quieren estar ausentes.”

La ciudadanía está democratizando la información. Por un lado, la mejora en las prestaciones de los dispositivos móviles que permite a cualquier persona informar de inmediato de cualquier suceso, y, por otro, los crecientes entornos en la web donde publicar, nos llevan a un potencial de posibles informadores/periodistas impensable hasta ahora.

“Si Internet ha representado para los medios y los profesionales un cambio de paradigma, aún por determinar sus consecuencias finales, la movilidad acelera el cambio hacia un nuevo ecosistema de la información”, según cuenta José Manuel Cerezo en Telos 83. Y es que la demanda de información on-time sólo puede abastecerse con la colaboración de esos nuevos usuarios ávidos de participar en el proceso.

Por tanto, ¿estamos ante el fin del periodismo tradicional? Ni mucho menos. Es cierto que la Sociedad está provocando un cambio en la comunicación, y los grandes medios deben adaptarse a las nuevas reglas del juego, pero de ahí a enterrarles vivos va un mundo.

La Prensa va más allá del mero comunicado de una noticia. Las estructuras con las que cuentan, la labor de investigación o la amplitud de contenidos son temas clave, que difícilmente se cubrirían sin el aporte de profesionales. Lo importante es la simbiosis entre unos y otros, una buena reingeniería de los procesos comunicativos. Cada uno tiene su sitio y su labor en el desarrollo de la noticia. “Si la información se ha convertido en la materia prima, la commodity, la comunicación debe ser el servicio. Y en este aspecto, los medios han de proveer de espacios de comunicación y socialización a sus audiencias”, como sugiere Tiscar Lara en su escrito en la revista Telos 76.

Tenemos diferentes ejemplos y modelos de periodismo ciudadano en España. Algunos con noticias “personales” como periodismociudadano.com o el desaparecido soitu.es, otros con información global como lainformacion.com o Diario Directo, y, por último, los creados dentro de algún gran medio como Yo, periodista de El País.

En definitiva, estamos ante un profundo cambio en el entorno de los medios de comunicación. Un nuevo agente, el periodismo ciudadano, ha entrado en escena, y habrá que adaptar el guión para darle cabida. Principalmente porque viene a aportar valor a un servicio que todos consumimos. “No es una amenaza para el periodismo tradicional, sino la mejora de la interactividad con el público y una oportunidad para mejorar la calidad de la información con las aportaciones de individuos y comunidades”, concluye Varela en su escrito.

20 de abril de 2011

Redes sociales: el laberinto del talento

Dentro de la Red Universal Digital (RUD), término que definió Fernando Sáez Vacas para la compleja infraestructura tecnológica de nuestro entorno, las redes sociales se han convertido en el máximo exponente social del momento, siendo, por un lado, la mayor herramienta utilizada por los usuarios y, por otro, el mayor interrogante de cómo sacarles partido para las empresas. Todas saben de su importancia, y poco a poco van entrando en ellas, pero dado el cambio de paradigma que han provocado todavía andan con pies de plomo intentando identificar qué obtener de ellas y cómo hacerlo.

El ser humano es relacional por naturaleza y las redes sociales le ha dado un entorno en el que poder desarrollar sus actividades. La posibilidad de compartir, enlazar, crear contenidos y relacionarse de una manera rápida y ajena a tecnicismos para entendidos, ha supuesto un gran avance en este aspecto. Ya hay muchos ciudadanos “que se sienten más cómodos, más realizados, más útiles, más reconocidos y más desarrollados en la Red que en las calles de su ciudad. Ciudad y red son ya un binomio indivisible para el desarrollo personal, social y profesional de muchos ciudadanos”, como apuntó Genís Roca en el número 76 de la revista Telos. En el mismo dossier Luis García de la Fuente comentó que “las redes sociales no son un producto de Internet, en realidad son el reflejo de una tendencia social que se produce desde hace décadas”. Y es que, la mayoría podemos hacer nuestras las palabras de Enrique Dans en su libro Todo va a cambiar, “donde verdaderamente noto que todo ha cambiado no es en cómo consumo sino en como vivo y me comunico”.

Se está produciendo un verdadero éxodo de la calles a la red. Cada día pasamos más tiempo en ella, creamos, compartimos, leemos, comentamos, charlamos, buscamos, vivimos y nos relacionamos en ese entorno. Y las empresas no pueden quedarse fuera, aunque todavía no hayan encontrado su verdadero lugar, pues “las redes sociales proyectan un modelo donde es imposible predecir, controlar y ordenar lo que va a pasar” (Julen Iturbe-Ormaetxe, Telos 76).

Como primer paso en la explotación de las redes sociales, las organizaciones se apoyaron en la publicidad para sacar beneficio de la fragmentación que nos ofrecen estas plataformas. Sin embargo “no se está consiguiendo ni de lejos el ideal de segmentación que en su momento se dibujó como la gran oportunidad que la Red ofrecía al marketing”, según García de la Fuente.

El siguiente peldaño fue la comunicación corporativa. Empiezan a ser pocas las empresas que no tienen presencia en las redes más generalistas, tratando de tener una comunicación bidireccional con el usuario, y de promocionar sus productos y servicios de una manera próxima al one to one. Esta actividad les permite recibir un feedback rápido y de primera mano para sus nuevos diseños, promociones, y una atención y respuesta al usuario que hace unos años era impensable.

Sin embargo, y dado que “las redes sociales llevan camino de convertirse en algo parecido al correo electrónico o los foros: una funcionalidad (el relacional entre usuarios que aportan contenidos y desarrollan actividad) que por sí sola no justifica un modelo de ingresos, sino que debe encajarse en una idea de negocio más amplia y compleja.” (Genís Roca, Telos 76), su verdadero valor para las empresas aún está por descubrir. La gestión del talento puede ser la respuesta.

Hablo de algo mucho más importante que la búsqueda de candidatos en dichas redes, actividad en auge que realizan ya más del 50% de las empresas españolas y cercana al 90% en USA. El networking, las relaciones que nos conduzcan a la gestión de la inteligencia colectiva, y con ella a una innovación continua, se me antoja como la verdadera panacea de las redes sociales para las empresas. Si hacemos caso a Mark Durrell, CEO de Imaginatik, que defiende que “los más innovadores generan cuatro veces más beneficios”, no les queda otra que ampliar su capacidad de mejora. Y ¿donde mejor que en ese nuevo escenario que acapara a la mayoría de actores? En este momento, “el interés de las redes sociales no radica tanto en los contenidos como en su capacidad para establecer conexiones y relaciones de valor” (José Manuel Cerezo, Telos 76).

Como apunta Iturbe “ahora parece que quizá debamos desaprender: fuera puede encontrarse oro. Más allá de los límites de la organización hay un conocimiento que sobrepasa con enorme holgura lo que sabemos en nuestras empresas. Reconocer la ignorancia es el primer paso. Al menos reconocer con humildad socrática que es probable que nuestras grandes oportunidades en innovación naveguen por mares alejados de nuestras rutas comerciales.”

Existen muchas empresas que han empezado a trabajar sobre este concepto tanto dentro como fuera de la empresa. La utilización de las redes sociales generalistas, como la creación de otras muchas internas, empiezan a tener ese nuevo enfoque para la búsqueda de conocimiento, de innovación, de inteligencia y de gestión del talento. Ese talento que si bien es limitado entre nuestras paredes, se multiplica exponencialmente si tiramos de las listas de nuestros empleados, clientes, amigos, etc.

Abramos las puertas de nuestras empresas, entremos en ese laberinto que nos ofrecen las redes sociales donde sólo aquellas empresas que consigan descifrarlo, encuentren y se relacionen con todos esos agentes que les aporten amplitud de miras y con quienes puedan enlazarse en un futuro de innovación, serán las que logren esa verdadera ventaja competitiva.

15 de abril de 2011

La blogodependencia corporativa

Los blogs, uno de los grandes exponentes de la revolución social media, se han convertido en una herramienta adictiva. Han calado tan hondo en nuestra sociedad que la blogosfera ha pasado de ser un espacio que visitar los fines de semana, como las grandes superficies, a transformarse en “obligado” lugar de paso diario.

Por un lado encontramos a los bloggers o blogeros, cada día más enganchados a su publicación, a compartir sus deseos y experiencias, a su audiencia y, en muchos casos, a su ego y reconocimiento. Y en el lado opuesto aparecen los lectores, cada vez más interesados en este nuevo tipo de lectura, de noticias más cercanas y de diferentes fuentes, más objetivas, con enlaces y la posibilidad de entablar conversaciones con el autor. Como he leído en alguna parte “cuando haces blog, ya no hay stop”.

Se ha producido un verdadero Blog Bang, como comenta Antonio Fumero en su artículo Un tutorial sobre blogs. El abecé del universo blog, en la revista Telos, “creándose un vigoroso subespacio en internet”, cuyo “desarrollo informacional y su ocupación electiva por un elenco creciente de nuestras actividades, instituciones y servicios públicos y privados construye la infociudad” según afirma Fernando Sáez Vacas en su artículo de la misma publicación.

A raíz de este fenómeno social las empresas se han visto “obligadas” a dar un giro en sus estrategias para mantener atentos a los ciudadanos. Ya no valen las viejas tácticas y técnicas de comunicación. En la actualidad los usuarios nos hemos apartado, o acercado según se mire, hacia un espacio democratizado, sincero, objetivo y multidisciplinario, con nuevas reglas que deberán cumplir aquellas empresas que quieran captar nuestra atención.

Y es en este nuevo paradigma donde las corporaciones empiezan a incorporase, “un entorno donde los blogs suponen retos, amenazas y oportunidades de diversos tipos”, como afirma Enrique Dans en Blog y Empresa. Una aproximación a la vanguardia de la blogosfera corporativa. Pero el único donde podrán promover en estos momentos conversación y comunidad, objetivos principales de cualquier empresa que quiera subsistir en este nuevo mundo social. “Las compañías que consigan desarrollar una voz, participar en un diálogo, tener una presencia activa en la blogosfera, podrán conseguir ventajas frente a aquéllas que, siguiendo la actitud de las compañías tradicionales, opten por la relación con el exterior únicamente a través de su departamento de relaciones externas o de su agencia de medios”, según el propio Dans.

Jonathan Schwartz, quien fuera CEO de Sun Microsystem, apuntaba ya hace años la importancia del blog en su papel de comunicador. “El trabajo nº 1 de un CEO es comunicar”, dijo a la audiencia durante una conferencia en 2005. Y añadió, “los blogs son un mecanismo muy eficiente de comunicación para nuestros clientes, accionistas y socios”. Y en este sentido es en el que la adicción se ha vuelto realidad.

Existen ya muchas organizaciones que han dado el salto a la blogosfera. Unas con más acierto que otras, pero el camino se hace andando y sólo se aprende de la experiencia. Bien es cierto, que existen atajos, como el modelo OITP, aunando a la organización, individuos y tecnología, en torno a los procesos de la empresa, como ha hecho el Grupo Finsi, cuyo blog sigo desde hace unos meses. Esta empresa ha logrado crear un espacio coherente donde fomentar sus valores, fusionar a sus empleados y relacionarse con la Sociedad.

Todos conocemos y leemos habitualmente blogs corporativos, donde nos promocionan productos y servicios, nos comunican novedades y proyectos, y nos presentan su Responsabilidad Social o su reputación. Y somos cada uno de nosotros quienes los valoramos y colocamos donde se merecen. Desciframos y jerarquizamos la visibilidad de esa blogosfera, “abierta a la libre participación y jerarquizada según el reconocimiento social, similar a otras comunidades colaborativas de carácter meritocrático” (Anatomía de los blogs. La jerarquía de lo visible. Adolfo Estalella).

Los blogs han llegado para quedarse. Su presencia, transparencia y claridad las colocan más o menos cercanas al usuario y denotan su relevancia para las organizaciones, lo que las ha llevado a una dependencia casi enfermiza.

14 de abril de 2011

Gente estática

Por estática encontramos diferentes definiciones en el diccionario. Podemos referirnos a la parte de la mecánica que estudia el equilibrio de los cuerpos, al conjunto de leyes que rigen este equilibrio, a aquello que permanece en un mismo estado, sin cambios, o, dicho de una persona, a aquella que se queda parada de asombro o de emoción.

En la mayoría de los casos estamos hablando de estabilidad, armonía, simetría, consonancia o ponderación, salvo cuando lo aplicamos al ser humano. En estas circunstancias la RAE aporta una visión muy positiva dándole un carácter de conmoción, e incluso de exaltación, a todas aquellas personas que por una u otra razón permanecen inmóviles frente a su entorno. No es que la RAE de repente adquiera una vertiente sentimental en sus descripciones, sino, más bien, que en la vida real la sociedad suele “reinterpretar” las palabras.

Y eso es lo que yo quiero hacer cuando me refiero a “gente estática”. No se trata de analizar los profundos motivos que cada uno tiene para actuar de una forma u otra, ni de juzgar que es lo más conveniente en cada situación, pero sí de diferenciar a estas personas de aquellas que abren caminos, que se involucran, que aportan, que están dispuestas, que quieren participar en el devenir de su empresa, de su comunidad, de su familia,…, de su vida.

Es curioso comprobar que la estática se refiere al equilibrio, aspecto considerado clave para la estabilidad de los hombres. Todos buscamos ese equilibrio en nuestra vida y encontrarlo es el hallazgo que nos abre las puertas de la felicidad. Entonces, ¿por qué cuando lo aplicamos a las personas nos referimos a la parálisis? Entraríamos en este punto en una discusión sin acuerdo final, empezando por la dualidad cuerpo-mente y terminando por lo que es realmente la felicidad para cada uno de nosotros.

No quiero entrar en tan encarnizado debate, pero sí definir, de manera somera, el aporte de estos dos grandes grupos en la vida social, una vida que engloba cada minuto de nuestros días.

Para empezar, tratemos de cuantificar estos conjuntos. Partiendo de la ley de Sturgeon, que dice que “no existe la verdad absoluta” o que “nada es siempre así en todo”, me acojo al principio de Pareto, o la regla del 80-20, para hacernos una idea del porcentaje de ambos.

Vilfredo Pareto, basándose en el conocimiento empírico, nos describió un fenómeno adaptable a la mayoría de las áreas de nuestra vida, política, económica, comercial, comunicación, etc. Piense en cualquier ámbito de su vida y reflexione sobre el porcentaje entre los que tienen (poder, dinero, ideas, etc.), los que aportan, los que contribuyen, los activos, etc. y los que no. La relación no diferirá demasiado de ese 80-20 que definió el sociólogo italiano. Por tanto, podemos considerar un 20% de la población como dinámica mientras que el 80% sería estática. Los porcentajes varían según situación, entorno o necesidades, pero como media me parece apropiada.

La gente dinámica es enérgica, resolutiva, fuerte, toma decisiones y trata de cooperar con sus fuerzas para producir movimiento en las diferentes situaciones en las que se encuentra. En este caso sí existe similitud con la Física. Este tipo de personas son las que provocan los cambios, las innovaciones, la resolución de problemas y el crecimiento allá donde se encuentren. Mientras tanto, los seres estáticos deambulan por esos caminos marcados, inmóviles ante el devenir de los acontecimientos.

Dejemos de ser personas estáticas y empecemos a colaborar en nuestro porvenir. Quizás sea más cómodo ser observadores pero sin duda es mucho más gratificante remangarse y ponerse manos a la obra. Una obra que no es otra que nuestro propio futuro.

8 de abril de 2011

La web y las TIC pierden el liderazgo

No, no me he vuelto loco. A primera vista podría parecerlo, pero las tendencias actuales indican que estas dos herramientas han perdido el liderato de sus ligas. Las TIC ya no ofrecen las ventajas competitivas que fueron en sus inicios, y la web ha dejado paso a las aplicaciones.

Hace ya casi dos lustros que Nicholas Carr publicaba su artículo IT doesn´t matter, donde removía los cimientos de los responsables de Sistemas corporativos, visionando el futuro de la informática como una utility más para las empresas. Un par de años más tarde, en 2005, volvería a la acción con The end of corporate computing.

Nicholas Carr compara la informática con el suministro eléctrico, que en sus inicios se convirtió en una gran ventaja competitiva para las empresas que tuvieron la capacidad de acceder a él, pero en cuanto aumentó su disponibilidad y se redujo su coste se convirtió en un producto básico para todas, haciéndose invisible desde el punto de vista estratégico. Este es el futuro que el autor deparaba a las TIC, y que, a día de hoy, es una realidad.

La velocidad con que se desarrollan las tecnologías las han llevado a la madurez rápidamente en sus cada vez más cortos ciclos de vida. En estos momentos cualquier empresa, por pequeña que sea, tiene a su alcance servidores, redes, equipos y aplicaciones, que ha transformado la ventaja competitiva de poseerlos en una mera herramienta más. Como dijo Michael Porter, padre de la estrategia competitiva, “la base del desempeño sobre el promedio dentro de una industria es la ventaja competitiva sostenible”. Hoy, las organizaciones que crecieron por el uso de las TIC deben buscar otras armas.

El tema de la web es otro claro ejemplo de la llegada a la madurez, tanto de la herramienta en sí como de los usuarios que la utilizan. Chris Anderson, editor jefe de la revista Wired, publicó el verano pasado su artículo The web is dead en el que indicaba que “en los últimos años, uno de los pasos importantes en el mundo digital ha sido el movimiento desde la Web amplia y abierta a las plataformas semicerradas que usan Internet para transportar datos, pero no los navegadores para su visualización”.

Actualmente estamos abandonando la web para inclinarnos hacia servicios más simples y mejor diseñados que se orientan menos a la búsqueda y más a servir información. La web, que es ya parte de nuestra vida diaria, ha perdido el liderato en favor de internet. Ya no tenemos ese cosquilleo inicial por explorar, por conocer lo que se escondía detrás de nuestro navegador, por mirar por esa ventana que nos ofrecía infinidad de mundos. Ahora nos interesan más los servicios y aplicaciones que nos ofrezcan comodidad. Como señalaba  Anderson “cuando somos jóvenes tenemos más tiempo que dinero. A medida que envejecemos tenemos más dinero que tiempo”.

En este momento alrededor de las tecnologías de internet se imponen las aplicaciones y plataformas propietarias frente a la web abierta como plataforma universal. Piense en su uso diario. Comprobamos el correo, entramos en las redes sociales, leemos la prensa online, escuchamos podcasts, estamos “subscritos” a través de RSS a diferentes páginas, nos conectamos con servicios de streaming o charlamos a través de Skype o de cualquier servicio de mensajería instantánea. Todo aplicaciones, sin la necesidad de navegar.

Y mientras no nos ha dado tiempo a asimilar estos cambios, el futuro ya se ha quedado atrás y hemos entrado en la época del Cloud Computing. La nube aportará una democratización de las TIC todavía mayor a la actual, además de un gran aporte al medio ambiente con el cierre de los grandes centros de datos propietarios de las empresas, y la descentralización de los de aquellas que los sirvan, buscando lugares más frescos, con mayor refrigeración natural o con la estrategia follow the moon, como nos indica Enrique Dans en su libro Todo va a cambiar.

1 de abril de 2011

Un nuevo entorno social

No cabe duda de que la evolución de la Sociedad ha ido siempre ligada a los avances de la ciencia, a esas nuevas herramientas que el hombre sueña, inventa y produce para cualquier aspecto de la vida. Y, a estas alturas, a nadie le sorprenden los cambios que están marcando las nuevas tecnologías, encabezadas por internet y los dispositivos móviles.

Mucho se ha hablado de la evolución de las diferentes herramientas informáticas, pero poco del cambio social al que estamos asistiendo a una velocidad inusitada. En pocos años nuestra forma de ser, de actuar, de relacionarnos, de compartir, de trabajar,…, en definitiva, de ver el mundo, se ha transformado como por arte de magia.

Esta socialización tecnológica es lo que nos ha llevado a un nuevo paradigma, lo que Fernando Sáez de Vacas ha denominado NET (Nuevo Entorno Tecnosocial). Definiendo una Red Universal Digital (RUD), como la compleja infraestructura tecnológica de nuestro entorno, con cada día más instrumentos para usuarios no técnicos, nos describe sus efectos sobre las formas sociales, actividades y comportamientos humanos en su libro Mas allá de Internet: La Red Universal Digital. Para ilustrar al lector, nos detalla las 21 nuevas dimensiones para comprender estos efectos, a través de lo que denominó NEToscopio.

La web 2.0 se ha convertido en la base de la economía moderna, golpeando fuertemente los cimientos de no pocas empresas y reinventando la manera de hacer negocios. Nos ha trasladado a un nuevo paradigma donde las reglas “de siempre” ya no valen, donde las solidas estructuras corporativas se tambalean y donde reina la incertidumbre sobre el futuro. No se trata sólo de una versión de una herramienta más, no es algo estático que se mejorará con la web 3.0 o web semántica, sino de un verdadero cambio en las mentes humanas.

Debemos estudiar este nuevo entorno como cualquier evolución de la Sociedad, con las complejidades que ello implica, y con la base de modelos aplicables para su buena implantación. Saenz de Vacas nos aporta sus ideas en la Teoría de la Complejidad Sociotécnica de las Tecnologías de la Información, donde muestra diferentes modelos “preparados para la acción”, con los que llevar a buen término la incorporación de las tecnologías en los usuarios y las empresas.

Entre las diferentes teorías que encontramos, me gustaría resaltar el modelo OITP, enfocado al ámbito empresarial, pero, en mi opinión, adaptable a cualquier situación de la vida cotidiana. En él se barajan las variables Organización, Individuo, Tecnología y Procesos. Partiendo del modelo de 3 niveles de complejidad, individuo, grupo y organización, influidos por la componente tecnológica, se representa gráficamente como un triángulo, con los vértices OIT separados por “las resistencias que existen entre tales elementos, mientras los procesos son ortogonales al plano del triángulo”, como define Antonio Fumero en el libro Web 2.0.


Modelo OITP (Fuente: GSI - UPM)

La ecuación está servida, las variables detectadas y sólo aquellas empresas que consigan acercar los vértices del triángulo a los diferentes procesos, que logren reducir las diferencias entre los distintos agentes que forman parte de este nuevo sistema, sobrevivirán al tsunami de la Infotecnología.

Las próximas generaciones serán nativos digitales, como ya los han definido, y su forma de ver el mundo será completamente diferente a la nuestra. Sus conexiones cerebrales en poco se parecen a las nuestras, que poco a poco van cambiando, como advirtió Saenz de Vacas en un artículo publicado ya en 2008. Mientras tanto, los que nos criamos jugando en el parque y con televisión en blanco y negro y las empresas que se consolidaron con las “viejas prácticas”, tendremos que adaptarnos de la mejor manera posible a este Nuevo Entorno Tecnosocial.

18 de marzo de 2011

¿Contrato un Community Manager?

Un Community Manager o Social Media Manager es la persona encargada de construir, gestionar y moderar comunidades en torno a una marca en Internet. Esta profesión se perfila dentro de las empresas que descubren que las conversaciones sociales en línea son cada vez más relevantes y que necesitan un profesional que conozca sobre comunicación en línea, haciendo uso de los nuevos canales de comunicación a través de herramientas sociales.

Esta semana Cotizalia ha publicado un artículo con los pros y los contras de contratar un community manager para la empresa. Creo que es un resumen un poco simple, pero útil para todos aquellos que todavía no tienen claro qué puede proporcionar este nuevo empleado.

Aquí tenéis el artículo:

"Una de las nuevas profesiones que ha generado el mundo 2.0 es la del community manager, gestor de comunidad o gestor social, esa figura encargada de gestionar una comunidad en torno a nuestra marca, ser la imagen de la empresa en internet, abrirnos al mundo 2.0, a las redes sociales...

Profesión inventada e innecesaria para unos, recurso imprescindible para otros. En los últimos meses son muchos los empresarios que se preguntan si sería bueno tener un community manager en su empresa, sobre todo si ésta es pequeña y necesita medir con cuentagotas sus inversiones. Hoy os ofrecemos cinco ventajas y otras tantas desventajas de la contratación de un profesional de este estilo:

A favor

1. Te abrirá las puertas del universo 2.0. Sobre todo si tu empresa es offline y está un tanto anclada, la presencia de un community manager puede dar una nueva dimensión a tu proyecto, que abrirá sus brazos a un universo online que más pronto que tarde será imprescindible.

2. Tus negocios pueden aumentar de forma exponencial. A menudo, y aunque quizá no sea su labor primordial, tu community manager acaba haciendo tareas propias de un servicio de atención al cliente. Frente a las farragosas empresas a las que uno llama sin saber cuántas veces le cambiarán de extensión, un contacto directo satisfará a los clientes, que acabarán recurriendo a una empresa que les soluciona los problemas desde su propio ordenador. Es cierto que no siempre tiene por qué aumentar las cifras, pero si tu gestor de comunidad sabe hacer su trabajo, te dará una sinergia que antes o después se traducirá en beneficios económicos, de ventas, etc.

3. Contribuirá a la buena imagen de tu empresa. Ocasionalmente se dice que la labor del community manager consiste en contribuir a la buena imagen de la empresa. Es posible que, si eres un gran empresario, la imagen de tu empresa te importe muy poco (o incluso prefieras una imagen distante para aparentar ser un conglomerado poderoso). Sin embargo, la presencia de este gestor social que dialogue con tus usuarios consolidados mejorará tu imagen. Y, ante una duda del 50%, un usuario siempre preferirá a la empresa cercana.

4. Nuevos clientes que jamás habrías imaginado. No nos engañemos: internet ha creado una inercia de consumidores vagos que, ante una numerosa oferta de empresas que ofrecen un servicio similar y apenas diferenciado, optarán por las que estén no sólo presentes en internet, sino también realmente disponibles cuando ellos lo soliciten. Esto te puede granjear clientes que jamás habrían pensado en ti. Ni tú en ellos.

5. Un plus de talento. Por lo general, un buen community manager es una persona rebosante de talento. Piensa que es una profesión sin título, que no se enseña en la universidad; quien opte por esta profesión es porque realmente le gusta y porque siempre ha tenido curiosidad por hacer cosas nuevas, y la seguirá teniendo. Esto puede hacer que tu community manager presagie tendencias futuras y haga que tu negocio se adelante a la competencia.

En contra

1. "Pero... ¿qué hace exactamente un community manager?" Si ni siquiera tú tienes claro qué debe hacer, mucho menos lo va tener él. Un gestor de comunidad puede tener una idea y una proposición convencida, pero eres tú el que debe saber qué es exactamente lo que necesitas. Si no sabes en qué consiste su trabajo ni lo valoras pero crees que hay que contratar uno aunque no sepas por qué, olvídate.

2. Impostores 2.0. Que el community manager sea una profesión no reglada tiene la tremenda ventaja de que no te obliga a pasar el filtro de una formación académica que, en muchas ocasiones, no te dice prácticamente nada del empleado al que estás contratando. Sin embargo, la falta de regulación puede hacer que un montón de autoproclamados expertos se planten ante tus puertas prometiéndote la panacea infinita. Ten cuidado.

3. Sueldo elevado. No te confundas: un community manager no es un becario al que pagar 900 euros mensuales para que abra una cuenta en Facebook y otra en Twitter. La labor de este gestor es lo suficientemente importante como para que contrates a un profesional experimentado que tenga un sueldo elevado. Si no valoras realmente la gestión de tu comunidad, no contrates a un community manager.

4. ¿Necesario en un proyecto pequeño? Si tu proyecto es pequeño, quizá no necesites un community manager. No por ahorrarte un sueldo, sino porque si tu negocio es lo suficientemente pequeño, es probable que el mejor defensor de esa marca seas tú. Al fin y al cabo, nadie se cree tu proyecto mejor que tú mismo.

5. Mayor espectro de transparencia. La posibilidad de que te plantees tener un community manager implica que el ritmo de tu empresa, por lo general, debe acelerarse. Tu gestor de comunidad no sólo tiene que conversar, sino también responder a las críticas y a las preguntas de tus usuarios en un tiempo relativamente corto. Si eres de los que no les gusta dar pistas sobre nuevos proyectos o de los que se toma demasiado tiempo para reaccionar ante un error, la existencia de esta figura puede traerte más disgustos que alegrías."

16 de marzo de 2011

"El coach como chamán"

Una compañera de mis cursos de Coaching, Elisa Martínez de Miguel, socia de Neumann Internacional AG, y que comenta libros en Orbyt, el periódico digital de pago de El Mundo, nos ha mandado su último escrito, acerca del libro de Antonio Díaz Deus “El coach como chamán”.

Os dejo su publicación, porque aunque el libro esté orientado a los profesionales que se dedican a esta disciplina, y sin intención de vender nada, creo que refleja perfectamente las realidades en las que nos movemos y nos hará reflexionar acerca de ellas, incluso sin un coach.

“Con este libro tenemos entre las manos una guía profesional de cómo se debe realizar un buen proceso de Coaching, lleno de metodología y sistemática, proveyendo a los futuros coaches de herramientas para que vayan construyendo su propia identidad. El objetivo del libro es dignificar la profesión del Coach. Está principalmente centrado en aumentar la conciencia, se menciona que el Coach debe ser consciente de su intervención y hacer que el cliente sea consciente de su realidad. Hay quién defiende que el cuarto cerebro es la conciencia, ¿qué hay que hacer para que esa conciencia aflore?

El libro explica tres tipos principales de Coaching: Remediativo o por Objetivos, Generativo y Sistémico, defendiendo un modelo Integrativo que unifica criterios, fusionando y estableciendo conexiones entre los distintos modelos.

Enfoca la profesión de Coach como una vocación al servicio, a la calidad humana, a la humanización de las organizaciones, mencionando que estas tienen que transitar hacia un mundo más equilibrado ya que su éxito solo es sostenible haciendo trabajadores felices, un sistema más integrado y sostenible que el actual. Muchos de los valores actuales son provocados por el entorno en que nos movemos y vivimos, la agresión es una respuesta a los retos del entorno.

La educación en general no está diseñada para dar poder a las personas, sino mas bien para promover un espíritu competitivo, para generar estatus distintos entre los que tienen un título y los que no lo tienen, para proveer al mercado de trabajo con individuos obedientes y disciplinados, evitando que las personas puedan pensar por sí mismas. Con esta situación nos encontramos en el momento actual, enfrentados al reto de la incertidumbre del mercado y necesitando ejecutivos creativos, con compromiso y talento, pero encontrándonos en muchos casos con personas acomodadas, dependientes o conflictivas.

El autor explica como el Coaching tiene un poder transformador tanto en las personas como en las organizaciones, la función del Coach es acompañar a otros en su transformación, manejando escenarios futuros y generando nuevos comportamientos en el cliente. Este libro te lleva por un recorrido sobre la transformación a través del Coaching. El Coach guía al cliente en un proceso de feed forward, para que éste construya sus comportamientos deseados, la construcción de la realidad deseada por parte del cliente activa su cerebro de forma que ayuda en la concreción de las acciones. Adoptar nuevas creencias o perspectivas sobre la realidad, es crucial para poder incorporar nuevos comportamientos y actitudes. Llevar al cliente a percibir la realidad desde otro sitio le permite asumir emociones proactivas y enfocarse en la solución.

El Coach debe trabajar sobre los tres yoes del cliente: el mental, el instintivo y el emocional. Habitualmente una persona, ya sea por sus genes o la educación temprana que ha recibido tiene tendencia a observar la realidad desde unas ideas, juicios, modelos mentales, emociones, sentidos o instintos propios. Seleccionamos el tipo de información que nos interesa en cada momento.

El Coach trabaja en limpiar la mente de ideas establecidas, juicios, creencias e interpretaciones con el objetivo de cambiar la percepción que el cliente tiene de algunos temas y así cambiar sus comportamientos y actitudes, pasando de un enfoque en el problema a un enfoque en la solución. Lograr que el cliente se involucre en el proceso, que sea proactivo y que asuma el compromiso de sus acciones es uno de los mayores retos de un proceso de Coaching. Los cambios en el cliente suelen ser evidentes a medida que se van desarrollando las sesiones.

El Coach ayuda al cliente a construir su futuro, se involucra lucha y establece trayectorias de desarrollo para su cliente. Es importante visualizar el futuro de cada cliente y sumar intención actitud y voluntad, hemos de hacer un inventario de nuestros recursos, indagar en nuestra personalidad y desarrollarla. “Los individuos nacen dotados de la posibilidad de participar activamente en el diseño de su propia forma de ser” R. Echevarría 2008.

Por último el autor explica de manera clara y concisa tres herramientas: La Terapia Gestalat, el Eneagrama, y el PNL, tres herramientas muy útiles y valiosas, que aportan luz sobre los comportamientos de las personas, sus motivos, intenciones, y estructuras de carácter, que ayudarán al Coah en los procesos que desarrolle.

Muchos procesos de Coaching comienzan con un assesment, una evaluación del cliente basado en su desempeño actual, en sus competencias, en sus áreas de fortaleza y de mejora. Por eso es necesaria la existencia de un Coach que acompañe al cliente en su proceso de transformación. Tras un proceso de Coaching el cliente se encuentra con una nueva realidad, con una nueva historia de sí mismo.

Este libro es una asombrosa compilación de conocimientos sobre el Coaching digna de ovación, la experiencia, vivencias y sentido común del autor se plasman a través de todo el libro. Pero no es un libro para iniciados si no más bien para coaches experimentados. Es cierto que los iniciados pueden sacar ideas y reflexiones muy interesantes que le ayudarán en su labor como coaches, pero se encontrarán con capítulos mas centrados en metodología especializada que les resultará duro de leer. Para todos aquellos que les interese el mundo del coaching es sin duda es un libro que merece la pena leer, subrayar y hacer anotaciones al margen ya que se puede llegar a convertir en una guía para desarrollar esta digna profesión con éxito.”

11 de marzo de 2011

La vida es sencilla

La vida es mucho más sencilla de lo que pensamos, o al menos, de como solemos afrontarla. Sus reglas suelen ser habitualmente simples. Lo que pasa es que no nos detenemos un momento a descifrar sus códigos, y nos enfrascamos en complicados misterios imaginarios. Parece como si los problemas tuvieran que tener soluciones complicadas para que les demos valor, o nos lo demos a nosotros mismos al resolverlos. La mayoría de las circunstancias a las que nos enfrentamos a diario tienen salidas sencillas, no nos empeñemos en buscarle tres pies al gato.

Si prestas más atención a un niño cuando llora que cuando juega, con más probabilidad llorará en vez de jugar cuando quiera conseguir tu atención. Si pretendes que una persona esté más motivada en su trabajo, dale motivos para trabajar en lugar de quitárselos.

Y con simple no quiero decir fácil, ni con mínimo esfuerzo. La simplicidad puede requerir mucho trabajo y dedicación, y en multitud de ocasiones no es fácil hacer las cosas simples, principalmente por el entorno, los prejuicios o los miedos. Lo que sí es seguro es que es el mejor camino a seguir.

Debemos simplificar nuestros dilemas, decisiones, ideas, razonamientos y acciones. Es la única forma de no perder tiempo ni energía en situaciones que no lo requieren. Eso sí, no lleguemos a convertirnos en simples nosotros mismos. Ya lo decía Einstein “las cosas son lo más simple que pueden ser, pero no más simples.”

Os dejo la historia de “el burro y la hora”, una metáfora sobre el método científico, la simplicidad y las apariencias. Está en italiano, pero se entiende perfectamente.

9 de marzo de 2011

Perdonarse a uno mismo

Si perdonar es difícil, hacerlo con uno mismo es una tarea casi imposible para la mayoría de las personas. El perfeccionismo, la auto-exigencia y la falta de un análisis profundo y consciente de nosotros mismos conlleva una carga de infelicidad, que tarde o temprano nos bloquea, y se hace imprescindible resolver para continuar el viaje.

Si nos paramos a pensar un momento en las situaciones del pasado que nos causan daño o las personas a las que todavía guardamos resentimientos, nos daremos cuenta de que en la mayoría de ellas existe un acto, una palabra, un gesto o una decisión que tomamos nosotros mismos que no hemos conseguido perdonarnos, y que es exactamente lo que mantiene ese enlace que nos causa dolor y pena.

En la vida hay pocos principios que seguir para alcanzar la felicidad, y entre los primeros puestos de la lista se encuentra el perdón. Una indulgencia y generosidad con los demás y, principalmente, con uno mismo. No podemos buscar nuevas alegrías sin librarnos de las culpas y daños del pasado. No debemos mantener abiertas heridas, ni ponernos cadenas o encerrarnos en cárceles voluntariamente.

Para conseguir y, poco a poco, potenciar esa clemencia necesaria para liberarnos de los traumas y preocupaciones pasados, para soltar esa responsabilidad auto impuesta, es necesario comprender que:

     - No somos perfectos. Todos cometemos errores y nos equivocamos. Esa es la vida misma. Lo importante es aprender a aceptarlos, corregirlos y aprender de ellos para el futuro. Como dijo Confucio “el hombre que ha cometido un error y no lo corrige, comete otro error mayor”. Asumir que somos pequeños nos hace más grandes.

     - Lo pasado, pasado está. No hay forma de eliminarlo, ni de cambiarlo. Ni sería bueno, pues forma parte de nosotros mismos. Lo bueno y lo malo, los aciertos y los fallos que hemos vivido nos han llevado a ser las personas que somos. Sepamos usarlo como base para construir nuestro propio futuro. Y lo dijo el político inglés Harold MacMillan “deberíamos usar el pasado como trampolín y no como sofá”.

     - Las circunstancias cambian. No podemos analizar y resolver problemas tal y como lo hicimos cuando sucedieron. Ya no somos las mismas personas, ni el entorno es el mismo, ni nuestras inquietudes, ni nuestras experiencias, ni nuestros objetivos. Con el resultado en la mano es fácil darnos cuenta si acertamos o nos equivocamos en la decisión que tomamos, pero debemos entender que en el momento que lo hicimos la ecuación tenía otras variables, que posiblemente en este momento no podamos recordar. Las decisiones dependen por completo del momento en que se toman, así que admitamos que cuando las tomamos tendríamos nuestras razones, a pesar de que ahora no las entendamos.

     - Todos merecemos otra oportunidad. Y si no te la das tú mismo…

Librémonos de la tristeza, la culpa, la rabia y el rencor crónicos Encontremos el equilibrio entre exigirnos y comprendernos a nosotros mismos. Entendamos que el perdón es la puerta que nos lleva al amor. Y este a la felicidad.

 

7 de marzo de 2011

¡Basta ya!

Hace unos años y bajo el lema “¡Basta Ya!” salíamos a la calle millones de ciudadanos hartos de la violencia del terrorismo y cansados de que se vulnerasen, un día tras otro, los derechos humanos y la más elementales libertades en nuestro país.

Hoy, desde este pequeño rincón, quiero volver a gritarlo, quiero que se vuelva a oir mi ¡basta ya! Esta vez no por los ataques de esos desalmados, que han ido aniquilando vidas, extorsionando e intimidando a una sociedad entera, sino por los atropellos de otro grupo de personas, llamados políticos.

No soy ducho en política, ni estoy instruido en su arte. Sólo soy un ciudadano que está cansado de ver cómo esta serie de individuos nos mienten, nos engañan, nos estafan y se ríen de todos nosotros. Harto de leer cada día sus casos de corrupción, sus “hazañas”, y de no entender cómo un país rico y de gente sencilla se ha podido echar a perder en apenas unos años.

Tenemos cifras record en lo que a parados se refiere. La economía cae un poco más cada día en el ranking mundial. Nuestras deudas crecen. No hay futuro para nuestros jóvenes ni presente para millones de personas. Aumenta la violencia, la delincuencia, el alcoholismo y el consumo de drogas. La educación está por los suelos. De la justicia ni hablamos, controlada y dirigida por estos personajes. Hemos perdido los valores básicos y la unidad. Y lo peor de todo es que hemos ido asimilando cada uno de los problemas y asumiendo que no hay mucho que hacer. Y como no hay base para confiar en un crecimiento a corto plazo, ya ha empezado el éxodo de nuestros jóvenes valores hacia otros destinos.

Y mientras tanto, los políticos no dejan de tirar botes de humo para desviar la atención. Y mientras tanto, la sociedad apela al “virgencita, que me quede como estoy”.

Me da igual una tendencia u otra, no me importa de donde vengan ni donde gobiernen, no me preocupan sus estudios, o la falta de ellos. En estos momentos sólo me causa indignación su ignorancia, el olvido de su misión y sentido que no es otro que el de estar al servicio del pueblo, y no de sus propios caprichos.

Ya Confucio, hace 25 siglos, sabía que el buen gobierno, base fundamental para una sociedad pacífica y feliz, depende directamente de la formación moral de los gobernantes. Y predicaba que para convertirse en “buen funcionario” una persona debería dominar y practicar las siguientes Cinco Virtudes:

Li practicar la etiqueta de los rituales, modales y costumbres.

"Todos los hombres son muy parecidos por naturaleza, son sus hábitos los que los diferencian"

 
Ren representa la bondad hacia el prójimo.

"Olvida las lesiones, nunca olvides las bondades"



Xin representa la veracidad, la fidelidad y la sinceridad.

"El hombre superior es modesto en su discurso, pero excede en sus acciones"

 
Yi la justicia y la honestidad, la generosidad del alma.

"Cuando veas a hombres de carácter contrario, gira al interior y examínate a ti mismo"


Zhi tener conciencia del bien y el mal,

"Saber lo que es correcto, y no hacerlo, es falta de valentía"



Si los de esta época dominaran al menos una de ellas…

Si la clase política se preocupara más de su educación moral y se olvidara de contemplarse el ombligo y enriquecerse el bolsillo, quizás se darían cuenta de que sólo con bondad, conciencia y justicia se puede ejercer su trabajo. Hasta que llegue ese día no volveremos a contemplar un brillo de esperanza.

Se ha llenado el vaso de la indignación, como en su día se llenó el del desprecio hacia los asesinos. Y es que esta raza de dirigentes no ejerce sobre nosotros más que otro tipo de terrorismo, una dominación por el miedo. Y España no puede, ni debe, seguir aguantando a sus políticos.

Yo, hoy, uno mi voz a aquellos que han vuelto a gritar ¡basta ya!

4 de marzo de 2011

Enseñanzas a los hijos

Ha caído en mi correo, que con internet ya nada cae en las manos, ni se firma de puño y letra, una de esas listas de bondades, de normas, de decálogos, que defienden que si las reenvías a más de 10 amigos tendrás suerte para unas cuantas semanas. Y si no… ¡guárdate de la tempestad que se ciñe sobre tu cabeza!

La verdad es que es gracioso, pero hay gente que lo manda con la esperanza de que su vida de un cambio radical, única y exclusivamente, por reenviar un mensaje. ¿Qué puedo perder? se preguntan. Realmente poco más que saturar correos. Lo que tenían que perder ya está perdido, o al menos bien oculto en el fondo de su corazón. Dejarle nuestro destino al envío de un correo a más o menos gente es como esperar que nos toque la lotería sin comprar el boleto.

Y mira que me gustan a mí ese tipo de correos. Suelen ir con mensajes más o menos profundos, habitualmente con buenas enseñanzas y, sobre todo, con ideas que nunca viene mal recordar de vez en cuando.

¿Por qué mandárselo a nuestra gente “por si acaso”?, ¿no sería más lógico enviárselo pensando en lo que les pueden aportar? Seguramente así lograríamos esa “buena suerte” que buscamos. Creo firmemente en que uno da lo que recibe, recoge lo que siembra y que sólo preocupándonos de los demás somos capaces de resolver nuestros problemas. Como por arte de magia, de fuerzas sobrenaturales, el bien que entregamos siempre se convierte en bien de vuelta.

Ayer leí una magnífica frase de Albert Einstein, “comienza a manifestarse la madurez cuando sentimos que nuestra preocupación es mayor por los demás que por nosotros mismos”. La madurez del alma, la que realmente es importante para conseguir una vida de felicidad, suele ir desfasada unos cuántos años con respecto a la del cuerpo. Si es que al final aparece, porque cada día veo más niños y adolescentes entre los adultos.

El correo que me llegó llevaba por asunto “¿Qué le enseñarías a tus hijos?”. Antes de ponernos a predicar deberíamos recapacitar sobre cada punto y aprender nosotros mismos su significado, asimilándolo, dándole vida, porque es la única manera de poder mostrárselo a ellos. El ejemplo es el mejor profesor y si nosotros no creemos en la lección ¿cómo vamos a pretender que los pequeños se hagan eco de ella? Es más, una vez que vivamos el día a día con ciertos valores, no tendremos que enseñarles nada, porque nuestra vida será su verdadero maestro.

Aquí os dejo la lista en cuestión.

¿Qué les enseñarías a tus hijos?

Que lo más valioso no es lo que tienen en sus vidas, sino a quien tienen en ellas.
Que no es bueno compararse con los demás porque siempre habrá alguien mejor y peor que ellos.
Que no pueden hacer que alguien los ame, lo que pueden hacer es dejarse amar.
Que rico no es el que más tiene, sino el que menos necesita.
Que deben controlar sus actitudes o sus actitudes los controlarán.
Que hay gente que los quiere mucho, pero que simplemente no saben cómo demostrarlo.
Que los grandes sueños no requieren de grandes alas sino de un tren de aterrizaje para lograrlos.
Que no siempre es suficiente ser perdonados por otros, algunas veces deben perdonarse a sí mismos.
Que la felicidad no es cuestión de suerte sino producto de decisiones.
Que dos personas pueden mirar una misma cosa y ver algo totalmente diferente.
Que al retener a la fuerza a las personas que aman las alejan más rápidamente de ellos y, al dejarlas ir, las tienen para siempre a su lado.
Que amar y querer no son sinónimos sino antónimos: el quererlo exige todo, el amar lo entrega todo.
Que toma años construir la confianza y sólo segundos destruirla.

3 de marzo de 2011

Suelta lastre

Llevo un par de días quitándole el polvo a algunos enlaces de internet que guardé hace tiempo. Es curioso, pero la mayoría siguen como los dejé. Ni una palabra más, ni una palabra menos. Y por un lado me alegro de encontrar aquello que, por una razón o por otra, me llamó la atención la primera vez que lo vi. Aunque por otro me da pena el abandono con que solemos premiar a aquello que ya no necesitamos.

Pero en este caso miraré el vaso medio lleno, porque aprender a “dejar atrás” es el único camino posible para seguir creciendo. Soltar el lastre que nos paraliza o aminora nuestra marcha es la mejor forma de enfrentarnos al futuro con serias opciones de encontrar la felicidad.

No dijo yo que mirar al pasado sea malo. Todo lo contrario. Lo importante es qué miramos y, sobre todo, cómo lo hacemos. Echar la vista atrás para contemplar todo lo andado, los baches, tropiezos y situaciones adversas superadas, para sentirnos orgullosos de ese camino, para saber que mañana volverá a salir el sol, para recordar aquellos momentos maravillosos y discernir lo importante de la vida o para entender quienes somos hoy y cómo hemos llegado hasta aquí, es un ejercicio imprescindible que cada uno de nosotros debería hacer cada cierto tiempo. Pararnos y reflexionar sobre nuestra propia vida, nuestros éxitos y nuestros fracasos, sobre los pasos que hemos dado y donde nos han conducido, las etapas superadas, nos deberían servir para retocar la hoja de ruta y modificar el rumbo hacia nuestros verdaderos anhelos.

Lo que no suele ser un buen compañero de viaje es ese peso del pasado que tira de nosotros y nos impide no sólo caminar ligeros sino que hasta nos bloquea la mirada hacia lo que está por venir. Permitir que el pasado nos paralice, nos llene de miedo y desconfianza sólo significa que no estamos al mando de nuestra vida.

Nos han maleducado desde pequeños. “Cualquier tiempo pasado fue mejor” es una frase que oímos a diario, pero sólo cierta una vez que hemos tirado toalla. Cuántas canciones encumbran al amor perdido o poemas ensalzan el desamor. No te detengas, recuerda lo bueno de aquellos momentos, todo lo que aprendiste en ellos, evoca sus alegrías, pero sólo para acordarte que estas destinado a la felicidad. Y sigue caminando.

Tu futuro es tuyo, y de nadie más. Como reflexionó Buda en el Dhammapada "tu peor enemigo no te puede dañar tanto como tus propios pensamientos." Y en esta batalla tu contrincante es anquilosarte en el pasado, bloquear tu mente y no permitirte continuar el viaje.

Suelta lastre, renuévate, capacítate, hazte cada día más fuerte. Nadie puede vivir del pasado. Como el cuerpo no se alimenta de lo que comió hace un mes, la mente tampoco puede vivir de lo sucedido. Nútrela cada día para que estando sana pueda llevarte hacia el mejor futuro que desees.

28 de febrero de 2011

Tú eres único, tus problemas no.

No hay duda de que cada uno de nosotros somos únicos. Y no sólo en nuestro aspecto exterior sino, y principalmente, en nuestro interior. Todos tenemos nuestras ideas, una forma de pensar, de ver el mundo, de asimilar lo que ocurre a nuestro alrededor. Es curioso ver lo poco que se parecen los hermanos, criados en el mismo ambiente y educados con las mismas reglas y valores. Es cierto que la base puede ser idéntica, pero la experiencia y el propio ser van adaptándola para crear personalidades diferentes.

Hasta aquí todos de acuerdo. Sin embargo, me hace gracia cuando la gente me cuenta sus problemas y cómo los siente únicos. No es que no tengan razón, dado que tratándose de personas nada es igual de una situación a otra. Y a cualquier coyuntura hay que añadirle las variables de los individuos que están involucrados. Por otro lado, cuando nos vienen circunstancias que no hemos vivido en el pasado, es lógico que las veamos singulares con nuestros ojos.

Sin embargo, nuestros problemas ni son únicos en la tierra ni lo son en nuestras vidas. Somos cerca de 7 mil millones de habitantes, y puedo asegurar que cualquier situación que nos toque vivir la han vivido ya millones de personas, y seguramente la estén sufriendo en estos mismos momentos varios miles. Pero no es aquello de “mal de muchos consuelo de tontos”. No. Se trata de no aislarnos en nuestros dilemas y darnos cuenta de que la solución ya existe, ya la ha aplicado mucha gente antes que tú. Sólo hay que saber buscarla.

Esa sería una forma de resolver nuestros rompecabezas, abrirnos y encontrar la persona que tenga la solución. Muchas veces he oído, respecto al conocimiento, eso de “lo importante no es saber, sino conocer donde está la información”. En este caso es algo similar, “lo importante no es que sepamos resolver todos nuestros asuntos, sino conocer quién puede echarnos una mano”.

La otra forma, y que a mí me parece más útil y sencilla, una vez desarrollemos la habilidad y cojamos el ritmo, es encontrar nuestras propias respuestas en otras situaciones que dominemos o hayamos superado en el pasado. Los distintos aspectos de nuestra vida están tan relacionados que, os aseguro, las soluciones son tan semejantes que podríamos gestionar nuestra empresa con las bases de pareja, utilizar las normas que usamos en nuestro trabajo para educar a nuestros hijos, o usar las leyes físicas para dirigir nuestro equipo de futbol.

Todo debe empezar con el compromiso contigo mismo de ser sincero, mirar las cosas con objetividad y medir a las personas y situaciones bajo el mismo rasero. Y a partir de ahí, empezar a trabajar las semejanzas entre los distintos aspectos de tu vida. Al fin y al cabo, todo se trata de relaciones entre personas. Da igual que sea de amistad, de pareja o de trabajo. Todos somos personas.

El próximo conflicto que tengas y no sepas resolver, enfócalo desde otra perspectiva, aseméjalo a alguna situación en cualquier otro ámbito de la vida y busca la solución. Desde ahí no tendrás en cuenta los miedos que te bloquean. Seguro que dejas de verlo todo tan complicado y encuentras la respuesta. Luego habrá que implementarla, pero ya tendrás la solución más sencilla. Y “adaptada” a tu persona.

24 de febrero de 2011

¿Te gusta discutir?

Hace unos años BMW nos sorprendía con un anuncio que nos tocaba la fibra sensible a aquellos, que como yo, nos gusta conducir. Todos nos hemos quedado con el slogan de aquel spot que, por cierto, fue premiado a finales de 2010, durante el Festival El Sol, como el mejor anuncio de los últimos 25 años.

Me gusta conducir, sí. No me veo con un coche de esa marca, y no sólo por sus precios, pero reconozco que a mí me ganaron con aquella publicidad. Ir en mi coche, con la música, no muy alta, y mi mundo dándome vueltas por la cabeza, es una de mis placeres preferidos. Me siento con el control total de mi vida. Qué paradoja ¿verdad?

Pero existen otras circunstancias en las que también me siento a gusto. Y aunque suene mal decirlo, entre ellas disfruto del placer de discutir. Hemos tergiversado el significado de este verbo y lo asociamos a polemizar, disputar, regañar, pelear… Pero si consultamos en la RAE, las dos definiciones que nos da distan bastante de esta interpretación. Veamos, “examinar atenta y particularmente una materia” o “contender y alegar razones contra el parecer de alguien”. Ninguna de ellas hace referencia a peleas, riñas o contiendas, sino más bien al análisis, el estudio, la argumentación o el razonamiento.

Cuántas veces en mi vida me han dicho ¡cómo te gusta discutir! Y no les faltaba razón, aunque cada vez que he intentado explicar que no es un enfrentamiento lo que busco, sino dar mi visión razonada, lo único que he conseguido es generar más síntoma de batalla que de encontrar una solución.

Discutir conlleva la introspección, el estudio de las diferentes variables, una visión panorámica y con la perspectiva pasada, presente y futura del hecho en cuestión. Requiere del análisis global y precisa de la intención de llegar a un acuerdo que convenga a todos los actores.

Vivimos con la escopeta cargada, con el miedo, porque al final no es más que miedo, de que cualquier apreciación que se nos haga nos degradará como personas, empleados o pareja. Supongo que todo esto va de la autoestima. O, mejor dicho, de su ausencia. Porque lo aceptemos o no, nadie es perfecto, y que alguien nos señale en qué fallamos no es un ataque personal, no tratan de hundirnos ni de acabar con nuestra carrera. Más bien, es una ayuda, una forma, que bien recibida, sólo nos puede llevar a mejorar, a ir limando esas asperezas que todos portamos.

Sólo dejan de discutir los que no tienen argumentos, los que no han dedicado un momento a preocuparse por lo que afecta a los demás, aquellos que, por engreimiento o temor al afecto, imponen sus ideas o se someten ante las de los demás.

Me gusta discutir, sí. Y, en la mayoría de los casos, no necesito a nadie para hacerlo. Las discusiones en mi cabeza me dan esa seguridad de sentirme libre y de decir lo que pienso. Y todo enfocando los pensamientos a la resolución y no al conflicto.

Y a ti, ¿te gusta discutir?

18 de febrero de 2011

Unidad y compromiso

Ayer estuve en la conferencia “Gestión de la Empresa Familiar”, segunda del ciclo que organiza Industriales Escuela de Negocios en este cuatrimestre. Como ponentes asistieron Felipe Prosper y José María Gómez-Acebo, que nos expusieron de una manera amena y global los entresijos de este tipo “especial” de empresas.

Nos presentaron las características propias de la empresa familiar, como principales diferencias con el resto de empresas, como son su orientación a largo plazo, su propósito de preservar activos y la reputación familiar, asumir menos riesgos, considerar sus stakeholders más importantes a los empleados y clientes, o ver su negocio como institución social más que como un activo disponible.

Este tipo de compañías destacan por las convicciones y valores de la familia, las relaciones más allá de lo puramente contractual, son más ágiles en las gestiones, aunque más lentas en el crecimiento y el cambio, y mantienen unas preferencias personales en el proceso de dirección.

Para resaltar las virtudes fundamentales que debe poseer este tipo de empresas se apoyaron en el acrónimo ELISA, Excelencia en el trabajo, Laboriosidad por parte de todos, Innovación para no quedarse estancados, Sencillez en el trato y Austeridad en la gestión. ¿No os parecen aplicables a cualquier otra empresa?

Sin embargo, lo que más me impactó, de todo lo que se habló, fue de los dos valores indispensables para que una empresa familiar crezca de manera sana y eficaz. Estas fortalezas esenciales, que nos expusieron los ponentes, son la Unidad y el Compromiso de los propietarios.

El Compromiso, entendido como la entrega a un ideal, un sacrificio personal, la exigencia de lo mejor y un pensamiento a largo plazo, junto a la Unidad, unos intereses comunes, una autoridad reconocida, una confianza mutua, una buena comunicación, unos valores compartidos y una amplia flexibilidad, son los pilares en los que construir el futuro de estas compañías.

Me parece un resumen perfecto, no sólo de las necesidades de los negocios familiares sino de lo que debe ser cualquier relación, profesional, personal o deportiva. El compromiso con un sueño, una visión compartida, la coherencia y la cohesión, la comunicación y el apoyo entre los diferentes actores son las bases para que cualquier proyecto llegue a buen puerto.

No esperemos a que nuestros directivos o jefes, nuestra pareja, amigos o familia formalicen estos protocolos. Demos el primer paso y asumamos que todos somos responsables de crear el clima necesario para las buenas relaciones.

Ya tenemos los ingredientes necesarios, ahora pongámonos el delantal y empecemos a cocinar nuestro futuro.

17 de febrero de 2011

Juventud, divino tesoro

No soy de los que más creen en la actual juventud. Por unas razones u otras, que no vienen al caso, pienso que los hemos educado en una Sociedad donde la libertad se ha convertido en libertinaje, como se suele decir. Los jóvenes actuales no tienen valores, no están preparados para la convivencia en una Sociedad, pensaba yo. Sin embargo, ayer, en el intervalo de dos horas, me llevé una pequeña lección y una gran satisfacción.

La semana pasada empecé a trabajar en Ingenieros Escuela de Negocios (IEN), donde realicé mi MBA hace un par de años. Ayer hablando con uno de los alumnos del presente curso me comentaba que había rechazado una oferta de trabajo de una mediana empresa porque, después de informarse bien, no estaba de acuerdo con los valores con los que procedía, completamente distintos a los que pregona, como suele pasar.

Al llegar a casa y conectarme al foro del curso que estoy estudiando en CEPADE, encontré una entrada de una compañera, sevillana ella, en la que nos comentaba su situación actual de paro. Ya había habido algo de networking, desde que en Octubre empezamos, y sabía de su situación, pero me sonaba que ya había encontrado trabajo. Con un “por primera vez en mi vida tuve que dejarlo, era un trabajo que iba contra mis principios éticos, no el trabajo, sino la política de empresa“nos comunicaba su nuevo ingreso en las filas del INEM.

En el momento actual en el que nos encontramos en España, con una cifra de parados con tantas cifras que no se empieza a manejar hasta 3º de Primaria, con un futuro más que dudoso, en el que ni el más optimista se atreve a creer, y una Sociedad vinculada más al dinero que al coste de la felicidad, no tengo más remedio que alabar la postura de estos dos chavales y recapacitar sobre mis ideas.

Es posible que los jóvenes vengan con un poco de falta de los valores que nos enseñaron a nosotros de pequeños, que no comulguen con las normas y reglas que “desde siempre” fueron las idóneas, puede que no sea el futuro que esperábamos de ellos, pero está claro que algo llevan en sus mochilas. Un cambio de mentalidad que puede que no se base en el respeto al prójimo, pero que seguro les permitirá capear mejor las noches en la intemperie, sortear los cambios de temperatura y divisar mejor el horizonte.

11 de febrero de 2011

Peligro de aislamiento

Una de las principales características del ser humano es su sociabilidad. De ahí que busquemos comunidades o grupos donde desarrollarnos. Decía Aristóteles que "el hombre aislado o es un bruto o es un dios", y para Maslow la afiliación es el anhelo del hombre, una vez satisfechas sus necesidades básicas.

En toda sociedad, comunidad, asociación o grupo, existen unas reglas que facilitan la convivencia. Sin estas normas las relaciones serían difíciles de sobrellevar. Con la pluralidad de ideas, valores, pensamientos y formas de ver la vida que existen en la actualidad es necesaria una base ética para la subsistencia.

Se ha hablado mucho de la pérdida de valores que la Sociedad ha sufrido en los últimos tiempos. Y no es que esté en desacuerdo con esta afirmación, pero pienso que no es tanto ese el problema sino las acotaciones que estamos haciendo de ellos tanto en el espacio como el tiempo.

Lo está ocurriendo en los últimos años es que cada día vamos cercando más nuestros grupos, y en lugar de expandirnos nos comprimimos en las comunidades a las que pertenecemos. Es como si cada día sacáramos agua de un pantano para guardarla en botellas en nuestra casa.

Puede que internet haya favorecido este fenómeno pues cada día se abren cientos de redes sociales y grupos en el mundo. Lo que es la herramienta más poderosa de todos los tiempos para la comunicación, está llevándonos al aislamiento. Es cierto que se trata de una soledad en grupos, pero grupos cada vez más reducidos.

Estamos en un proceso de huía. No nos vale lo que vemos a nuestro alrededor y, en lugar de luchar contra ello, nos vamos recluyendo, como si así nos afectase menos.

El peligro está en el final de ese camino. O más bien hasta dónde estamos dispuestos a confinarnos. Si seguimos apartándonos de la Sociedad en la que vivimos, si continuamos sin hacerle frente todos juntos, si escondemos la cabeza para que “a mí no me toque” o si miramos para otro lado cuando algo nos puede comprometer, el futuro que nos espera no será el más halagüeño.

Las comunidades son grupos de individuos que voluntariamente se asocian con un fin común. Y no está mal pertenecer a una o varias de ellas donde podamos compartir ciertos temas de nuestro interés, pues todos tenemos diferentes gustos y aficiones. Lo que nos ofrece cada una de ellas es importante para realizarnos como personas y ser felices. Colaborar con personas con las mismas inquietudes es algo que nos llena, que nos hace sentir autorrealizados, creativos, sin falta de prejuicios.

Pero no debemos perder de vista que estas comunidades son sólo una parte de nuestra vida, que somos seres más completos y que la Sociedad en la que vivimos las abarca a todas. Tenemos que ir más allá de esas relaciones voluntarias, porque, nos guste o no, vivimos rodeados de más personas, y la única forma de sobrevivir es la convivencia entre todos.

Respetémonos entre todos, y no sólo dentro de nuestras pequeñas “familias”.

9 de febrero de 2011

A buen entendedor pocas palabras bastan

La vida es una sucesión de etapas que vamos superando de mejor o peor manera. Cuando uno echa la vista atrás y analiza el pasado suele darse cuenta de lo bueno y lo no tan bueno que hizo en cada circunstancia. Sí, todas ellas se podrían haber gestionado de una manera más eficaz y/o eficiente, pero ya no podemos cambiar ninguna de esas situaciones. “A lo hecho, pecho” y “lo pasado, pasado, y lo hecho perdonado”. Lo que sí debe servirnos es para aprender para futuras situaciones, porque “el diablo sabe más por viejo que por diablo” y “quien adelante no mira, atrás se queda”.

Cuántas veces habremos oído aquello de que “agua pasada no mueve molino” o “tiempo pasado traído a la memoria, da más penas que gloria”. “Más razón que un Santo”. Y es que no se trata de remover el pasado sino de recoger los frutos que nos ofrece. No hay prisa, “a camino largo, paso corto”, cada uno tenemos nuestra propia senda que recorrer, y “fruta que madura verde, se pone amarga y se pierde”.

No hay más saber para la vida que la que nos ofrece la sabiduría popular y recordad que "quien no oye consejo, no llega a viejo.” Qué pena haberla ido perdiendo por el camino, porque “lección bien aprendida, tarde o nunca se olvida”.

Muchos de los problemas que tenemos provienen de nuestra quietud frente a la vida, de ese afecto a nuestra zona de confort. La falta de aceptación de la realidad o el miedo al cambio nos agarrotan e impiden que continuemos construyendo nuestro futuro.

Encontrarnos con situaciones nuevas, sea del tipo que sea, puede ser una pesadilla si nuestros valores y fundamentos no están en línea con los de los nuevos compañeros de viaje. Ver cómo se hunde nuestro barco cuando llevamos remando tantos años es muy duro, pero no debemos ahogarnos por ello. “A mal tiempo buena cara”. Esas circunstancias son alarmas, señales o avisos del destino, advertencias de que ya se ha cumplido esa etapa en nuestra vida y ahora tenemos que pasar al siguiente nivel, pues “todo principio tiene su final”.

No valen retrasos porque “el que espera desespera”, ni rencores, “quien siembra vientos recoge tempestades”, sino una buena salida pues “más vale un mal arreglo que un buen juicio”. Seamos egoístas, “que nos den pan y nos llamen tontos”, ya que “si amas a quien no te ama y respondes a quien no te llama, andarás carrera vana”.

Y no estoy defendiendo la huida, “a enemigo que huye puente de plata”, sino todo lo contrario. Y es que “a cada tiempo, su tiento”, porque sólo en nuestros miedos es cierto que “cualquier tiempo pasado fue mejor”. No es cobardía, sino fuerza, coraje, decisión, arrojo, ímpetu, esfuerzo por tomar una decisión y enfrentarnos cara a cara con los impedimentos, porque “todo laberinto tiene su salida”. No es fácil, pero es sencillo.

A partir de ahí las posibilidades son infinitas, y lo que nos queda por vivir bien vale la pena. Porque se trata de “cien años de guerra y no un día de batalla”, y es que “mañana no tiene fin”. No se trata de dejar “camino por vereda” sino de que “un día pasa, un momento no”.

Y recordad que “nunca es tarde si la dicha es buena”, porque al final de nuestros días “cada uno contará la feria como le haya ido en ella”.

1 de febrero de 2011

Un país de tontos

Este lunes la Comisión Europea ha dado a conocer los datos sobre el abandono escolar en los diferentes países de la Unión. El dato, aunque supongo que esperado, no debería dejar tranquilo a nadie. Los jóvenes españoles se encuentran entre los europeos que más abandonan el colegio antes de la educación obligatoria.

Los números son realmente alarmantes. En España el 31,2% de los estudiantes ha dejado los estudios. Somos, junto a Portugal y Malta, el país que “peores” estudiantes tiene, doblando la media del resto de Europa (14,4%). Y si esto es preocupante, lo es más, si cabe, que mientras los demás países han reducido sus porcentajes durante la última década, España ha conseguido aumentarlo en más de un 7%.

Se pueden, y se deben, hacer muchas reflexiones a partir de este estudio. El problema es que, hasta el próximo estruendo, los dos principales partidos de este país hallarán la forma de señalar al otro como culpable de la situación. Esa será su mayor preocupación. Nuestra juventud, nuestro futuro, nuestro desarrollo quedará en segundo plano. Y entre acusación y acusación, se irá diluyendo el asunto en cuestión.

Son muchas las voces que en los últimos años llevan avisando de la caída en la calidad de la enseñanza española. El sistema educativo se ha ido deteriorando con temas poco afines a la docencia de nuestra juventud. Mientras nos hemos ido preocupando por bajar el nivel para que todos “cupieran”, por cambiar ciertas asignaturas, por quitarles autoridad a los profesores, por imponer el idioma en ciertas regiones y por tantas y tantas medidas secundarias, únicamente políticas, la enseñanza ha ido enfermando hasta llegar a agonizar.

Pero este es sólo un dato más de nuestra situación. En los últimos años hemos ido creando un país donde todo vale, donde los valores han desaparecido, donde el egoísmo se ha hecho fuerte y donde con la ley del mínimo esfuerzo se obtiene el máximo beneficio. No nos sorprenda el abandono escolar, no echemos toda la culpa a las decisiones políticas, porque, en una medida u otra, todos somos culpables de este fracaso.

La educación es la base de una Sociedad, es el germen para que crezca de una manera sana, plural, consciente, con criterio y justa. La importancia de los colegios y profesores está por encima de toda duda, pues no sólo se enseñan ciertos conocimientos, sino algo mucho más importante para la vida como son el respeto, el esfuerzo, la responsabilidad, la disciplina, las relaciones sociales, la honradez, el sacrificio, etc., etc. Pero el resto de la población también somos parte activa en la educación de nuestros jóvenes, principalmente como ejemplos a los que imitar. Y en esto, como Sociedad les hemos fallado.

Nos hemos convertido en un país de tontos, en un país inútil y sin sentido común. Y lo peor es que nos estamos quedando sin luz que ilumine nuestro futuro, porque como dijo Plutarco “el cerebro no es un vaso por llenar, sino una lámpara por encender”. ¿Estaremos a tiempo de solucionarlo?

28 de enero de 2011

El gas, o la gestión del tiempo

El otro día leí un post de José Luis Bueno en el blog del Grupo Finsi que me encantó. ¡Hay alguien más que relaciona la ciencia con lo intangible de la vida!. Al final voy a tener que desempolvar los apuntes de la carrera para escribir este blog. Eso sí, los de Métodos Matemáticos de la Física II se quedan donde diablos estén, que bastantes años los tuve sobre la mesa.

El artículo asemeja la teoría de los gases, fluidos que tienden a expandirse hasta ocupar completamente el volumen del recipiente que lo contienen, con el tiempo que tenemos para realizar una tarea determinada. Es magnífico y real como la vida misma. El recipiente de tiempo que tenemos para realizar cualquier trabajo suele ir disminuyendo hasta que no nos queda más remedio que hacerla. Se cumple a raja tabla aquella ley que todos recordamos, al menos su nombre, la ley de Boyle-Mariotte. Dice esta ley que “para una cierta cantidad de gas a una temperatura constante, el volumen del gas es inversamente proporcional a la presión de dicho gas”. De igual forma, la presión y agobio que nos entra para acabar una tarea va en aumento según se nos acaba el tiempo de realizarla.

Pero podemos ir todavía más allá y mirar esta similitud desde un punto de vista más ambicioso, porque como dice José Luis, tenemos que tener en cuenta otras variables, como la importancia y la urgencia de la tarea, la experiencia que tenemos en el tema, los conocimientos o la motivación. Por otro lado, ninguno tenemos una sola tarea que hacer, sino que habitualmente solemos ser responsables de una cierta cantidad.

Según la ecuación general de los gases perfectos “los volúmenes ocupados por una misma masa gaseosa son directamente proporcionales a las temperaturas correspondientes e inversamente proporcionales a las presiones soportables”. Es decir, que si subimos la temperatura o bajamos la presión el volumen aumenta. Y, lógicamente, si bajamos la temperatura o subimos la presión el volumen disminuye.

Esta ecuación podemos llevarla al día a día en nuestro lugar de trabajo. Todos tenemos innumerables cometidos y la gestión del tiempo se ha convertido en un tema primordial en las empresas, y en un dolor de cabeza para más de uno. Siguiendo la ecuación se puede exponer que el tiempo dedicado a cada tarea (volumen) debe ser directamente proporcional a la calidad que requiramos (temperatura), e inversamente proporcional a la experiencia, conocimientos,… (presión). Está claro que a mayor calidad necesitaremos emplear más tiempo, y que para aquello que dominamos necesitamos menos. Reseñar que la importancia del trabajo sólo es una variable más que determina la calidad necesaria del resultado.

No perdamos el tiempo en mejorar aquello que está bien. El perfeccionismo, del que me estoy quitando, no es un buen compañero de viaje. Sí, hay que ser lo suficientemente responsable para finalizar nuestras obligaciones de la mejor manera posible, pero darle vueltas a lo mismo para mejorarlo en un 0,1% no suele valer lo que cuesta.

El tiempo es un recurso, y de cómo lo administremos dependerá no sólo nuestro éxito profesional, sino nuestro bienestar personal. El problema puede surgir cuando caemos en la trampa de “la actividad”, y entramos en el círculo vicioso de hacer más y más cosas y, por tanto, dedicando menos tiempo a cada una, lo que nos lleva a un descenso de calidad.

Gestionar bien el tiempo es imprescindible, porque si no se acaba bajando tanto la calidad (temperatura) de los trabajos que se corre el riesgo de llegar al punto de ebullición* y convertirlo todo en papel mojado.

*Punto de ebullición: temperatura a la que una sustancia pasa de líquido a gas y viceversa.