Llevo sólo dos semanas en el curso de Comunidades Virtuales. En estos días he leído la documentación de las asignaturas de este primer cuatrimestre, artículos recomendados y bibliografía; y he visto algún video y presentaciones propuestas por los profesores o mis compañeros. ¡La cabeza me va a explotar! Pero no de volumen de información sino de volumen de posibilidades que ofrecen las redes en internet.
A todos nosotros nos ha llegado algún correo con el título ”cómo hemos cambiado”, en el que se comparaban los hábitos de hace unos años con los actuales. Seguro que según íbamos leyendo nos aparecía la sonrisa y, punto tras punto, íbamos asintiendo con la cabeza. El lenguaje no verbal nos delataba.
El rápido avance de la tecnología nos ha cambiado las costumbres, tanto personales como profesionales. En mi opinión para mejor, aunque ahora existan “maquinitas del diablo” que en más de una ocasión nos saquen de quicio. Pero es un daño colateral que estamos dispuestos a asumir.
Yo siempre había pensado que la llegada de internet nos iba a volver más autistas y egoístas de lo que la Sociedad, de por sí, se estaba volviendo. Estaba convencido de que la gran oferta existente y el anonimato que nos ofrece la red nos iba a volver seres menos sociables todavía. Claramente estaba equivocado. No digo que alguno no se haya encerrado en casa y le busquen por desaparición, pero está claro que “las Redes Sociales no son más que la evolución de las tradicionales maneras de comunicación del ser humano, que han avanzado con el uso de nuevos canales y herramientas, y que se basan en la co-creación, conocimiento colectivo y confianza generalizada”, como apunta Juan Merodio en su libro Marketing en Redes Sociales.
Lo más importante de todo es que la comunicación entre las personas ha crecido exponencialmente. Ahora lo tenemos mucho más fácil. Y esa capacidad, unida al cansancio y la poca confianza que nos ha ido calando desde las grandes empresas, la banca y la política, ha hecho que la solidaridad empiece a florecer. A través de las Redes se ha conseguido una fraternidad entre usuarios, que estaba en peligro de extinción. Se trabaja en grupo, las decisiones se empiezan a democratizar (hasta hay un equipo de futbol dirigido por sus 30.000 aficionados a través de la web), existen comunidades de ayuda para madres, viajeros, cinéfilos, o cualquier cosa, si necesitas un consejo o una ayuda para una compra, un viaje, una avería en el coche o lo que sea, en la red lo encontrarás, etc. etc.. Cada uno ofrece sus conocimientos. Y todo de un modo altruista.
Y esto es sólo el principio. Confiemos en que este cambio cultural nos devuelva a los valores que nunca debimos perder.
Ya sé que siempre existirán peligros y personas que se aprovechen de la situación, pero a mí me vale con ver que la metamorfosis ha comenzado.