23 de diciembre de 2010

15 de diciembre de 2010

Existo, luego pienso

Hoy me he decidido a cambiar el nombre del blog. He estado pensando en diferentes alternativas y al final me he decidido por lo que veis: “Existo, luego pienso”, parafraseando a Descartes, padre de la filosofía moderna y el racionalismo.

“Pienso, luego existo” fue la sentencia de Descartes. Yo le he cambiado el orden a los factores, que en este caso sí afecta al producto. No quiero meterme en las profundidades de la filosofía o de la duda metódica, principalmente porque no podría, no estoy preparado, pero sí abogo por el arte de pensar. Ese arte olvidado en nuestra sociedad y que debería ser el motor de nuestra existencia. Y no porque me olvide de los sentimientos y emociones, sino porque me da la sensación de que en muchos casos nos movemos por inercia, y pararnos a pensar un momento en lo que queremos nos daría el rumbo adecuado hacia nuestros objetivos.

En cualquier circunstancia de la vida tenemos la posibilidad de elegir o de que elijan por nosotros, de marcar las pautas o que sean otros quienes lo hagan, de comprometernos con nuestros proyectos o simplemente participar en ellos. Yo no quiero perderme en este mundo, quiero ser yo quien tome las riendas de mi vida, quiero ser yo quien decida hacia donde voy, quiero ser yo quien determine cómo voy, quiero ser yo quien elija con quien voy, quiero ser yo quien marque mis valores, quiero ser yo quien dictamine como usarlos, quiero ser yo quien aporte a los que me rodean. Y, por encima de todo, quiero ser yo el responsable de mi felicidad.

Existo y por lo tanto soy yo quien analiza, reflexiona y decide en cada circunstancia de mi vida. Pensar es la capacidad más grande que tiene el hombre durante su existencia. No desaprovechemos este poder y pongámoslo a funcionar cuanto antes.

¿Existes? pues ¡atrévete a pensar!

13 de diciembre de 2010

¿Donde quieres ir?

¿En cuántas ocasiones nos encontramos en situaciones que no nos gustan, que nos incomodan o que nos hacen sentir mal? Y ni siquiera nos planteamos cómo cambiarlas. Nos basta con quejarnos o ponernos excusas para no hacer nada.

Cada día me encuentro más gente molesta con la vida que lleva. Están estresados por sus circunstancias, su trabajo, sus familias o sus responsabilidades. Pero cuando les preguntas lo que quieren en sus vidas no saben realmente qué contestar. Hablan en genérico: una vida mejor, más tranquilidad, menos trabajo, más dinero o más amor. Pero pocos concretan realmente cómo es su mundo idílico.

Como Alicia en el país de las Maravillas, el primer paso que tenemos que aclarar es saber dónde queremos ir. Si no, no importa los pasos que demos.



(- ¿Sólo quiero saber qué camino debo tomar?
 - Pues dependen de adonde quieras ir tú.
 - Eso no importa… si tú me dices…
 - Entonces realmente no importa el camino que escojas.)

Lo primero que debemos hacer es analizar qué deseamos en realidad, dónde nos gustaría estar dentro de 5, 10 o 30 años. Para alcanzar cualquier sueño, tanto en nuestra vida personal como en la profesional, el primer paso es determinar nuestro objetivo. Piensa en tu futuro, sueña con él y comprométete con tu proyecto.

Y cuando tengas claro donde quieres ir sabrás qué camino escoger.

3 de diciembre de 2010

Tú eres genial

O cómo una simple sonrisa puede cambiar el mundo.

Hoy, navegando, me he encontrado con este corto, y no puedo más que compartirlo con todos vosotros. Es de los mejores que he visto en mi vida.

“Validation” es un cortometraje escrito y dirigido por Kurt Kuenne que nos muestra la importancia de una sonrisa, de la autoestima, cómo se recibe lo que se da, y cómo se puede cambiar el mundo. El mundo que nos rodea, aquí y ahora.

Aquí lo tenéis, en 2 partes con subtítulos en español. Son sólo 15 minutos y de verdad que vale la pena.


 


Sí, tú eres genial. Lo sabes, aunque a veces se te olvide. Eres importante, mereces la pena, haces grandes cosas y hay mucha gente que te quiere. Nunca lo olvides. Y recuérdale a las personas que te rodean que ellos también pueden presumir de su genialidad.

¿A qué esperas? ¡Adelante!

El sentimiento de culpa

El sentimiento de culpa es algo habitual en el ser humano, pues uno de nuestros errores más comunes reside en no aceptar las realidades o consecuencias de nuestras acciones. Y caemos en el miedo a no ser queridos. Si algo no sale bien, si no lo hacemos o si no sale como estaba planeado son situaciones por las que la mayoría nos sentimos mal. En muchas ocasiones nos sentimos responsables por pasar mucho tiempo en el trabajo, por no preocuparnos de nuestra gente, por una ruptura, por conservar ciertos hábitos, por alguna reprimenda, …, por mil razones.

La forma en la que fuimos educados es determinante a la hora de sentirnos culpables, pues desde pequeños crecemos con la conciencia del bien y del mal y con ciertas obligaciones sociales que debemos cumplir. La pretensión de ser perfectos y la creencia de tener que hacer esto o aquello para agradar a los demás, para sentirnos incluidos, para recibir amor, para que nos respeten es lo que nos conduce a la culpa. El deber es el que la genera, y no nuestros deseos en un determinado momento.

Existen dos posibilidades por las que nos sentimos culpables. Una es por causar un daño de forma involuntaria y la otra es tras actuar mal conscientemente. En el primero de los casos es en el que solemos caer y el que más nos perjudica. Y es aquí donde deberíamos pensar y plantearnos por qué nos permitimos tanto sufrimiento si no hemos tenido voluntad de causar inconvenientes.

Debemos aprender a mirar de frente a la culpa, estudiarla, saber qué ocurre a su alrededor y utilizar alguna estrategia que elimine ese sentimiento. Tenemos que empezar a mirar al pasado como algo que jamás puede modificarse (ni el más poderoso sentimiento de culpa logrará cambiarlo). Hay que aprender a utilizar estas situaciones en nuestro beneficio. Los fallos, fracasos, errores, frustraciones y equivocaciones son un buen punto de partida para el aprendizaje. Pero debemos analizar, pensar y sacar conclusiones de cada situación para que no vuelvan a suceder.

Sólo nos alejaremos de las garras de la culpabilidad cuando seamos nosotros mismos, tengamos claros nuestros objetivos y actuemos bajo nuestros valores, aunque ciertos comportamientos no sean admitidos por la Sociedad. Y, por supuesto, cuando aceptemos que nadie es perfecto y que nuestra vida es un camino de mejora continua.

Y no caigamos en la trampa de utilizar la culpa como escudo para no enfrentarnos a situaciones del presente. Sin duda es más fácil pero con catastróficas consecuencias.

Sólo siendo valientes conseguiremos triunfar, como decía Neruda en esta reflexión:

Nunca te quejes de nadie, ni de nada,
porque fundamentalmente tú has hecho
lo que querías en tu vida.

Acepta la dificultad de edificarte a ti
mismo y el valor de empezar corrigiéndote.
El triunfo del verdadero hombre surge de
las cenizas de su error.

Nunca te quejes de tu soledad o de tu
suerte, enfréntala con valor y acéptala.
De una manera u otra es el resultado de
tus actos y prueba que tú siempre
has de ganar.

No te amargues de tu propio fracaso ni
se lo cargues a otro, acéptate ahora o
seguirás justificándote como un niño.
Recuerda que cualquier momento es
bueno para comenzar y que ninguno
es tan terrible para claudicar.

No olvides que la causa de tu presente
es tu pasado así como la causa de tu
futuro será tu presente.

Aprende de los audaces, de los fuertes,
de quien no acepta situaciones, de quien
vivirá a pesar de todo, piensa menos en
tus problemas y más en tu trabajo y tus
problemas sin eliminarlos morirán.

Aprende a nacer desde el dolor y a ser
más grande que el más grande de los
obstáculos, mírate en el espejo de ti mismo
y serás libre y fuerte y dejarás de ser un
títere de las circunstancias porque tú
mismo eres tu destino.

Levántate y mira el sol por las mañanas
y respira la luz del amanecer.
Tú eres parte de la fuerza de tu vida,
ahora despiértate, lucha, camina, decídete
y triunfarás en la vida; nunca pienses en
la suerte, porque la suerte es:
el pretexto de los fracasados.