15 de diciembre de 2010

Existo, luego pienso

Hoy me he decidido a cambiar el nombre del blog. He estado pensando en diferentes alternativas y al final me he decidido por lo que veis: “Existo, luego pienso”, parafraseando a Descartes, padre de la filosofía moderna y el racionalismo.

“Pienso, luego existo” fue la sentencia de Descartes. Yo le he cambiado el orden a los factores, que en este caso sí afecta al producto. No quiero meterme en las profundidades de la filosofía o de la duda metódica, principalmente porque no podría, no estoy preparado, pero sí abogo por el arte de pensar. Ese arte olvidado en nuestra sociedad y que debería ser el motor de nuestra existencia. Y no porque me olvide de los sentimientos y emociones, sino porque me da la sensación de que en muchos casos nos movemos por inercia, y pararnos a pensar un momento en lo que queremos nos daría el rumbo adecuado hacia nuestros objetivos.

En cualquier circunstancia de la vida tenemos la posibilidad de elegir o de que elijan por nosotros, de marcar las pautas o que sean otros quienes lo hagan, de comprometernos con nuestros proyectos o simplemente participar en ellos. Yo no quiero perderme en este mundo, quiero ser yo quien tome las riendas de mi vida, quiero ser yo quien decida hacia donde voy, quiero ser yo quien determine cómo voy, quiero ser yo quien elija con quien voy, quiero ser yo quien marque mis valores, quiero ser yo quien dictamine como usarlos, quiero ser yo quien aporte a los que me rodean. Y, por encima de todo, quiero ser yo el responsable de mi felicidad.

Existo y por lo tanto soy yo quien analiza, reflexiona y decide en cada circunstancia de mi vida. Pensar es la capacidad más grande que tiene el hombre durante su existencia. No desaprovechemos este poder y pongámoslo a funcionar cuanto antes.

¿Existes? pues ¡atrévete a pensar!

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