Hace más de un año que no escribo nada. Durante este tiempo
me he tomado muy en serio aquel proverbio árabe que dice “no hables si lo que
vas a decir no es más hermoso que el silencio”. Se ha dicho y escrito taaaaaanto
acerca de la crisis que ni tenía nada que aportar, ni ganas de hablar de otros
temas. Si alguien dijo, hablando de futbol, que había un entrenador en cada aficionado,
puedo afirmar en este momento que hay un economista, un ministro y un
presidente en todos y cada uno de nosotros.
Es difícil leer un artículo o ver una entrevista objetiva sobre
lo que está ocurriendo con la economía a nivel mundial, porque no obviemos que
en esta partida juegan todos los países del planeta. Y cada uno con sus
estrategias y sus planes a largo plazo. ¿Todos? Bueno, todos menos Europa,
cuyos ciudadanos se están jugando su futuro y el de sus hijos, y cuyos
gobiernos parecen más enfocados a ganar la siguiente mano que la partida final.
Pero hoy no quiero viajar por estos lares.
La verdad es que no es cierto que no haya escrito nada en
estos meses. Pero “publicarla, ¿para qué?”, me preguntaba. Hoy, viendo El hormiguero en el
que estaba como invitado JordiEvole, presentador que no contaba con mi beneplácito, me he dicho: “y ¿por
qué no?” No será mucha gente la que lea estas líneas, ni las que sigan mis
siguientes pensamientos en las entradas que espero volver a escribir a partir
de ahora, pero desde mi humilde teclado quiero lanzar mi granito de arena, una pequeña
semilla de esperanza, una voz más que se una a todas las que pregonan un cambio
y el retorno a una vida mejor, a una verdadera conciencia humana donde
desterremos la avaricia del
altar en la que la hemos colocado, y adorado cual becerro de oro, como
hicieron los israelitas hace unos 3.250 años, según la Biblia.
Sin embargo, no quiero hablar de economía, salvo lo justo y
necesario, ni de política, que me salen sarpullidos por el cuerpo, ni de Bolsa,
mercados o primas de riesgo. No quiero, ni me siento capacitado para ello. Para
eso ya existen infinidad de gargantas, unas dirigidas por cerebros más
preparados que otros, pero casi todos con los oídos anulados. Está claro que
falta comunicación en este mundo. Una de las definiciones de comunicación
que da la RAE es la “transmisión de
señales mediante un código común al emisor y al receptor.” Oyendo el ruido que
se genera en cada reunión de altos cargos, congreso, encuentro o llámenlo como
quieran, y teniendo en cuenta el dinero que se gasta en traductores, he llegado
a la conclusión de que lo que falla son los receptores,
alguien que reciba el mensaje. Pero este es otro aspecto en el que prefiero no
entrar.
Mi intención es comentar, dar mi opinión, exponer mi punto
de visto sobre la pérdida de valores y ética, que ha llevado a la humanidad a
esta situación. Pero no por la crisis ni por la clase política, que tenemos que
sufrir, sino porque ya hace años que nos alejamos del camino, que perdimos, o
tiramos, la brújula. Y así ni el ser humano ni nuestro planeta podrán aguantar
demasiado tiempo.
Recuerdo el día, hace ya unos cuantos años, que leí por
primera vez las ProfecíasMayas. Hoy en día todo el mundo las conoce, ha leído sobre ellas o ha visto
la película (2012)
que rápidamente se lanzaron a producir al ver el filón del fin del mundo. Entonces
no había mucha información y era difícil profundizar en el tema, pero recuerdo
perfectamente la sensación que me produjo. No era miedo, ni mucho menos, sino un
halo de esperanza. Aquél día me quedé
asombrado al ver cómo una civilización, hace cientos de años, era capaz de
describir lo que yo estaba viendo a mi alrededor. En estos años, con todo lo
que ha ocurrido, está sucediendo, y nos queda por ver, me he ido afianzando en
la opinión de que no nos queda otra que “pasar por el aro” de sus “visiones”. Y
no es que crea en el fin del mundo, que realmente no es lo que pronosticaron,
sino que no veo otra salida que un cambio en todos los seres vivos que nos
permita acceder voluntariamente a una transformación interna que produzca
nuevas realidades.
No soy un fanático, ni un místico, ni nada por el estilo,
sólo una persona a la que no le gusta lo que ve, y que no cree en un futuro “continuista”.
Y una persona a la que le gusta desmenuzar lo que lee, escucha y ve, analizarlo y
razonarlo. En definitiva, pensar y darse cuenta de que la vida no es tan complicada como nos hemos
empeñado en creer.
Ya habéis leído mis intenciones. Si os interesa leer algo
diferente sobre la crisis, unas líneas con enfoque humanista, aquí me tendréis
en un futuro. Si no, lo entiendo perfectamente. Sólo os aconsejo ver el próximo
domingo Salvados, cuyo
inicio ha adelantado PabloMotos, y del que he tomado prestado el título de este post “ReiniciandoEspaña”.
Estimado Juanje,
ResponderEliminargracias por tu mensaje, que en esta atmosfera tan pesimista le anima a uno a seguir intentando avanzar milimetro a milimetro por un mundo menos negro. De paso te invito de corazon a cooperar en Twitter y Facebook nuestros (SaberSinFronter - Saberes Sin Fronteras ONG) es decir de una joven ong, de las que de verdad no buscan lucro sino hacer algo por la formacion en los pueblos latinoamericanos.
Y ahora, sobre lo que formulas, estoy plenamente de acuerdo en la necesidad de reorientar la mirada sobre la realidad apoyandonos en la afirmacion de valores ultimos de referencia, como son los eticos.
Naturalmente no hay una unica etica, sino muchisimas formas de perfilar esos esquemas de referencia. Pasa como con las religiones, que mas o menos las veo como lenguajes en que formula la humanidad su autopercepcion en la experiencia inefable de lo que esta mas alla, o en la base, o lo que da sentido a todo. Pero simplemente tener en cuenta la aceptacion de que el horizonte (entendido a lo fenomenologico husserliano) de vision de lo real incluye la aparecion en el de esas estrellas polares que son valores eticos, esta posicion basica me parece esencial. Frente a ella tenemos el paradigma de una vision compartamentalista en que cada horizonte de vision (economica, politica, artistica, etc.) queda deslindado de los otros, delindado en compartimentos estanco como los de un submarino - con la intencion de defender un minimo espacio vital, a la defensiva siempre. Y asi se llegaba a afirmar, Von Hayek y Von Mises (padres austriacos de la Escuela de los Chicago Boys), que la etica tenia tanto que hacer en la economia como en Quimica o en la matematica. Como si un gestor al tomar decisiones sobre un negocio, al olvidar los efectos sociales de su futura accion pudiera evitar que en la realidad tal decision no tuviera efectos humano-sociales.
REINICIAR, no solo lo necesita España. En nuestro espacio cultural hispano-americano creo que practicamente todos necesitan esa reorientacion. Ese cambio de macrociclo que los mayas situaban al final de cada vuelta al perenne reempezarlo todo. Me limito a nuestro espacio cultural, pues en el oriental parece que el ciclo se ha reiniciado ya, cuando China, que fue tambien la primera potencia mundial en organizacion, tecnologia etc. tras tres siglos retoma su liderazgo a escala mundial - ahora con su poder financiero.
Y por eso Juanje te animo a que en estas REDES, cuyo potencial (aunque tambien albergan riesgos enormes) es algo todavia incalculable, sigas incitandonos a todos a repensarnos y repensar la realidad.
Un saludo de Jose Rodriguez de Rivera (uno de los promotores de Saberes Sin Fronteras - ONG)
Jose, muchas gracias por tu comentario.
ResponderEliminarNo puedo estar más de acuerdo con tus palabras. Debemos cimentar todos los aspectos de nuestra vida bajo el prisma de la ética, que si bien tiene muchas caras y nombres, su alma es siempre la misma: el amor y el servicio a los semejantes. Te aconsejo que veas en youtube este otro video del Catedrático Julián Pavón: "Etica global para una crisis global". No tiene desperdicio cómo aúna el fondo de las grandes religiones.
Y mucho ánimo y enhorabuena por vuestra ONG. Ese es el espíritu que necesita este mundo. Y, por supuesto, mis manos están a vuestra disposición.
Un saludo