Recuerdo que hace unos años mi novia me sorprendió en el cumpleaños con un libro, “Los diez secretos del Amor abundante”. Más tarde entendí el por qué de aquel regalo y de su dedicatoria. Yo no estaba habituado a la lectura, a menos que fuera prensa deportiva, pero “la curiosidad mató al gato” y así empezó el final de aquella relación.
Cuando comencé a leer el libro, unos meses más tarde, yo acababa de empezar mi carrera profesional y, como la mayoría en sus inicios, me sentía un poco inseguro dentro de la vorágine empresarial. Pudo ser esta la razón, o lo bien que se portaron conmigo en mi primer trabajo, o la educación que me brindaron mis padres, o quizás se debiera a cualquier otra causa, pero desde la primera página la historia me sacó del barrizal en el que estaba encallado y me condujo a unos valores sin los cuales me sería imposible sobrevivir hasta la jubilación. ¡Trabajamos tantos años…!
Sé que es extraño, y que me disculpe el autor, pero ¿por qué no extrapolar su Amor abundante al resto de relaciones de nuestra vida? O al menos, ¿por qué no seguir sus “reglas” en nuestras actividades diarias? Entendemos el amor como los sentimientos que ligan a una persona con otra. Todos hemos experimentado la sensación de enamorarnos, hemos sentido ternura, respeto, afecto, pasión, confianza, lealtad, piedad, y tantas otras emociones buenas. Me encanta la frase de Jack Nicholson en Mejor Imposible “tu haces que quiera ser mejor persona”. Para mi resume el significado de Amor.