7 de marzo de 2011

¡Basta ya!

Hace unos años y bajo el lema “¡Basta Ya!” salíamos a la calle millones de ciudadanos hartos de la violencia del terrorismo y cansados de que se vulnerasen, un día tras otro, los derechos humanos y la más elementales libertades en nuestro país.

Hoy, desde este pequeño rincón, quiero volver a gritarlo, quiero que se vuelva a oir mi ¡basta ya! Esta vez no por los ataques de esos desalmados, que han ido aniquilando vidas, extorsionando e intimidando a una sociedad entera, sino por los atropellos de otro grupo de personas, llamados políticos.

No soy ducho en política, ni estoy instruido en su arte. Sólo soy un ciudadano que está cansado de ver cómo esta serie de individuos nos mienten, nos engañan, nos estafan y se ríen de todos nosotros. Harto de leer cada día sus casos de corrupción, sus “hazañas”, y de no entender cómo un país rico y de gente sencilla se ha podido echar a perder en apenas unos años.

Tenemos cifras record en lo que a parados se refiere. La economía cae un poco más cada día en el ranking mundial. Nuestras deudas crecen. No hay futuro para nuestros jóvenes ni presente para millones de personas. Aumenta la violencia, la delincuencia, el alcoholismo y el consumo de drogas. La educación está por los suelos. De la justicia ni hablamos, controlada y dirigida por estos personajes. Hemos perdido los valores básicos y la unidad. Y lo peor de todo es que hemos ido asimilando cada uno de los problemas y asumiendo que no hay mucho que hacer. Y como no hay base para confiar en un crecimiento a corto plazo, ya ha empezado el éxodo de nuestros jóvenes valores hacia otros destinos.

Y mientras tanto, los políticos no dejan de tirar botes de humo para desviar la atención. Y mientras tanto, la sociedad apela al “virgencita, que me quede como estoy”.

Me da igual una tendencia u otra, no me importa de donde vengan ni donde gobiernen, no me preocupan sus estudios, o la falta de ellos. En estos momentos sólo me causa indignación su ignorancia, el olvido de su misión y sentido que no es otro que el de estar al servicio del pueblo, y no de sus propios caprichos.

Ya Confucio, hace 25 siglos, sabía que el buen gobierno, base fundamental para una sociedad pacífica y feliz, depende directamente de la formación moral de los gobernantes. Y predicaba que para convertirse en “buen funcionario” una persona debería dominar y practicar las siguientes Cinco Virtudes:

Li practicar la etiqueta de los rituales, modales y costumbres.

"Todos los hombres son muy parecidos por naturaleza, son sus hábitos los que los diferencian"

 
Ren representa la bondad hacia el prójimo.

"Olvida las lesiones, nunca olvides las bondades"



Xin representa la veracidad, la fidelidad y la sinceridad.

"El hombre superior es modesto en su discurso, pero excede en sus acciones"

 
Yi la justicia y la honestidad, la generosidad del alma.

"Cuando veas a hombres de carácter contrario, gira al interior y examínate a ti mismo"


Zhi tener conciencia del bien y el mal,

"Saber lo que es correcto, y no hacerlo, es falta de valentía"



Si los de esta época dominaran al menos una de ellas…

Si la clase política se preocupara más de su educación moral y se olvidara de contemplarse el ombligo y enriquecerse el bolsillo, quizás se darían cuenta de que sólo con bondad, conciencia y justicia se puede ejercer su trabajo. Hasta que llegue ese día no volveremos a contemplar un brillo de esperanza.

Se ha llenado el vaso de la indignación, como en su día se llenó el del desprecio hacia los asesinos. Y es que esta raza de dirigentes no ejerce sobre nosotros más que otro tipo de terrorismo, una dominación por el miedo. Y España no puede, ni debe, seguir aguantando a sus políticos.

Yo, hoy, uno mi voz a aquellos que han vuelto a gritar ¡basta ya!

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