8 de abril de 2011

La web y las TIC pierden el liderazgo

No, no me he vuelto loco. A primera vista podría parecerlo, pero las tendencias actuales indican que estas dos herramientas han perdido el liderato de sus ligas. Las TIC ya no ofrecen las ventajas competitivas que fueron en sus inicios, y la web ha dejado paso a las aplicaciones.

Hace ya casi dos lustros que Nicholas Carr publicaba su artículo IT doesn´t matter, donde removía los cimientos de los responsables de Sistemas corporativos, visionando el futuro de la informática como una utility más para las empresas. Un par de años más tarde, en 2005, volvería a la acción con The end of corporate computing.

Nicholas Carr compara la informática con el suministro eléctrico, que en sus inicios se convirtió en una gran ventaja competitiva para las empresas que tuvieron la capacidad de acceder a él, pero en cuanto aumentó su disponibilidad y se redujo su coste se convirtió en un producto básico para todas, haciéndose invisible desde el punto de vista estratégico. Este es el futuro que el autor deparaba a las TIC, y que, a día de hoy, es una realidad.

La velocidad con que se desarrollan las tecnologías las han llevado a la madurez rápidamente en sus cada vez más cortos ciclos de vida. En estos momentos cualquier empresa, por pequeña que sea, tiene a su alcance servidores, redes, equipos y aplicaciones, que ha transformado la ventaja competitiva de poseerlos en una mera herramienta más. Como dijo Michael Porter, padre de la estrategia competitiva, “la base del desempeño sobre el promedio dentro de una industria es la ventaja competitiva sostenible”. Hoy, las organizaciones que crecieron por el uso de las TIC deben buscar otras armas.

El tema de la web es otro claro ejemplo de la llegada a la madurez, tanto de la herramienta en sí como de los usuarios que la utilizan. Chris Anderson, editor jefe de la revista Wired, publicó el verano pasado su artículo The web is dead en el que indicaba que “en los últimos años, uno de los pasos importantes en el mundo digital ha sido el movimiento desde la Web amplia y abierta a las plataformas semicerradas que usan Internet para transportar datos, pero no los navegadores para su visualización”.

Actualmente estamos abandonando la web para inclinarnos hacia servicios más simples y mejor diseñados que se orientan menos a la búsqueda y más a servir información. La web, que es ya parte de nuestra vida diaria, ha perdido el liderato en favor de internet. Ya no tenemos ese cosquilleo inicial por explorar, por conocer lo que se escondía detrás de nuestro navegador, por mirar por esa ventana que nos ofrecía infinidad de mundos. Ahora nos interesan más los servicios y aplicaciones que nos ofrezcan comodidad. Como señalaba  Anderson “cuando somos jóvenes tenemos más tiempo que dinero. A medida que envejecemos tenemos más dinero que tiempo”.

En este momento alrededor de las tecnologías de internet se imponen las aplicaciones y plataformas propietarias frente a la web abierta como plataforma universal. Piense en su uso diario. Comprobamos el correo, entramos en las redes sociales, leemos la prensa online, escuchamos podcasts, estamos “subscritos” a través de RSS a diferentes páginas, nos conectamos con servicios de streaming o charlamos a través de Skype o de cualquier servicio de mensajería instantánea. Todo aplicaciones, sin la necesidad de navegar.

Y mientras no nos ha dado tiempo a asimilar estos cambios, el futuro ya se ha quedado atrás y hemos entrado en la época del Cloud Computing. La nube aportará una democratización de las TIC todavía mayor a la actual, además de un gran aporte al medio ambiente con el cierre de los grandes centros de datos propietarios de las empresas, y la descentralización de los de aquellas que los sirvan, buscando lugares más frescos, con mayor refrigeración natural o con la estrategia follow the moon, como nos indica Enrique Dans en su libro Todo va a cambiar.

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